Un nuevo artículo del periodista económico José María Triper, en el que analiza datos del comercio exterior, exponiendo con cifras y datos contrastados que las compañías españolas empiezan a acusar la debilidad exterior mientras las ventas de las grandes empresas acumulan ya tres meses de caída y se detecta un frenazo en la contratación y en el empleo. Lo que pasa en el exterior influye de manera decisiva en la economía española.
Lo anunciaba el Club de Exportadores e Inversores Españoles, las exportaciones españolas están perdiendo dinamismo y aunque el déficit comercial sigue reduciéndose desde enero, lo hace a un ritmo inferior al registrado en el primer cuatrimestre de este año. Hasta mayo se redujo un 48,6%; hasta 14.065,2 millones de euros, en comparación con los 26.569,7 millones de euros, pero hasta abril este descenso de nuestro desequilibrio comercial era del 50%, siendo destacable también que esta reducción tiene como elemento fundamental el desplome del 35%, hasta 9.000 millones, del déficit energético.
Las compañías españolas empiezan a acusar la debilidad exterior. Algunos de los mercados principales para nuestro país como Alemania, Italia o Países Bajos, están estancados y sufren por la subida de los precios, el aumento de los tipos de interés y, sobre todo, por el encarecimiento de los costes energéticos, que lastra sus manufacturas y producción industrial. Y ello se acompaña, además, de un descenso continuado en las importaciones.
Un síntoma más del enfriamiento acelerado que está experimentando nuestra economía y que se empieza a reflejar especialmente en el mercado laboral donde el espejismo de un descenso del paro en 10.968 personas y el triunfalismo de los mensajes oficiales no pueden ocultar que esta reducción en el número de desempleados es, en términos relativos, de sólo un 0,41%. Un descenso mensual que es cinco veces inferior a los 50.268 de junio, mientras que en términos desestacionalizados el paro registrado ha subido en 5.509 personas.
Y si miramos a las cifras de contratación se observa que el número total de contratos registrados en julio ha sido de 1.431.383, lo que supone un descenso de 224.132, el 13,54%, sobre el mismo mes de 2022. Al tiempo que la contratación acumulada en los siete primeros meses de este año se eleva a 9.094.209, que son 2.133.212 contratos menos con una caída del 19,00% respecto a enero-julio del año anterior.
Eso, además de que como resaltan los responsables del Gabinete de Estudios de USO, “la práctica habitual de no contabilizar como parados a aquellas personas que estándolo se clasifican bien como: otros no ocupados, con disposición limitada, o que demandan un empleo específico, acaba por distorsionar las cifras reales de paro, y hacen que el paro real o paro efectivo no coincida con paro registrado”, elevando el número real de parados en España a casi 3,8 millones de personas, coincidiendo con las cifras de la oficina europea de estadísticas, Eurostat.
Un mercado laboral el español que sigue batiendo los registros de despidos en 2023, con 476.220 bajas por este motivo notificadas a la Seguridad Social hasta junio, un 39,9% más que en el mismo periodo de 2022 y el máximo de la serie histórica con el añadido de que el 92,3% de estos ceses laborales se concentra en los trabajadores con contrato indefinido que alcanzan un total de 439.655 despidos, un 62% más que hace un año. Como venimos repitiendo, en la España de Sánchez y la Yolanda de Sumar la rotación en el empleo ha llegado a la contratación indefinida que está dejando de ser sinónimo de tener un empleo estable.
A la vista de estos datos resulta evidente que hay un frenazo en la contratación y en el empleo consecuencia del parón de nuestra economía que certifica también el hecho de que las ventas de las grandes empresas cayeran otro 0,9% en junio y acumulen ya tres meses de caídas, que la cifra de negocios de la industria haya bajado un 7% en junio y que España encadene también tres meses perdiendo empresas. Los datos oficiales muestran que el número de empresas inscritas en la Seguridad Social se sitúe en 1.325.910 al finalizar el segundo trimestre, 12.700 empresas menos que en abril, y cifra inferior a las que había en 2019, antes de la pandemia del COVID. Sólo en junio desaparecieron 5.600 empresas y el número de quiebras desde que gobierna Pedro Sánchez es el mayor desde la crisis financiera del año 2008.
Y si miramos a la productividad, las estadísticas reflejan que en el segundo trimestre del año, la productividad volvió a tasas negativas al caer un 1,1% y a confirmar que el empleo que se genera es de escasa productividad, asociado a puestos de trabajos de baja calidad.
Esta es, y no la que nos venden, la radiografía hoy de nuestro mercado laboral y con datos reales, que como dicen del algodón, no engañan, aunque a algunos les intereses adulterarlos y ocultarlos.
Las compañías españolas empiezan a acusar la debilidad exterior mientras las ventas de las grandes empresas acumulan ya tres meses de caída y se detecta un frenazo en la contratación y en el empleo.