El reto de la exportación con Inteligencia supone gestionar la información, sobre todo en un entorno de incertidumbre.
El entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) ya no debe sorprender a las empresas exportadoras. La gestión en un entorno volátil y ambiguo es un desafío que cobra toda su fuerza en los mercados internacionales.
La globalización implica acertar en las decisiones gestionando escenarios complejos y con altos niveles de Incertidumbre. Los meses de pandemia han sido un claro exponente de este entorno, volátil y complejo.
Muchas veces este contexto desborda la capacidad de las pymes. La rapidez y ambigüedad del cambio hace que las pequeñas empresas tengan que enfrentarse a situaciones en las que hay que priorizar entre opuestos, en una de las clásicas situaciones de polaridad (sorber y soplar a la vez). El desafío de gestionar la polaridad, o mejor dicho el grado de polaridad, solo se resuelve con inteligencia.
Exportación con Inteligencia
Una de las barreras tradicionales para la exportación con inteligencia es la falta de información, junto con la aversión al riesgo. Ambas barreras son fácilmente superables con una buena gestión y dominio de las herramientas de inteligencia.
Como refiere Fernando Laviña-Richi, consejero digital de IMEX-Impulso Exterior, ” la Inteligencia Económica, es la herramienta fundamental para la toma de decisiones de la empresa, en cualquiera de los ámbitos del proceso de exportación. Desde la selección de un mercado, hasta la gestión con un canal de distribución en el mercado de destino”. Por supuesto es de plena aplicación en todo lo relativo a las relaciones con los clientes o a las negociaciones para el desarrollo de las alianzas estratégicas.
En la medida en que las pymes puedan anticipar la evolución de los mercados, identificar tendencias de consumo, etc., podrá competir en los mercados internacionales de manera más eficaz, de manera más o menos explícita y organizada, para exportar la empresa debe investigar, obtener información y analizar la misma para extraer conclusiones.
Es muy cierto que cuando se abre el ámbito geográfico de actuación mediante la venta internacional se comienza enfrentarse a nuevos riesgos. La falta de información, los malos datos o la poca calidad de estos, aumenta la incertidumbre.
El uso eficaz de las herramientas de inteligencia permite a la pyme aumentar el conocimiento de los mercados, facilita la identificación de tendencias y patrones de consumo y proporciona un mejor colchón de seguridad para que las pymes minimicen el riesgo de vender fuera.
Ante escenario de cambio rápido las pymes no se pueden parar. No hacer nada, no focalizar la actividad comercial en el cliente, es una forma clara de erosionar valor, de dilapidar el valor y, en definitiva, tener un cash flow decreciente.
Las pymes tienen a su disposición una gran batería de herramientas de Inteligencia Económica, que deben incorporar en su gestión para conseguir el crecimiento de sus resultados mediante una exportación con Inteligencia.
El segundo reto es conocer y gestionar las herramientas de Inteligencia comercial para poder crear valor en los mercados exteriores. Es muy difícil crear valor sin conocer las necesidades de los clientes y por ello se necesita las herramientas de inteligencia.