Varios cuadros de Sudáfrica - Moneda Única

Jesús Centenera.
Ageron Internacional.


De la importancia de la historia

En mi primer estudio de mercado, contemplé perplejo la bandera de Sudáfrica, que me pareció el resultado de una psicodélica pesadilla transformada en tela de manera precipitada a pocos meses de las primeras elecciones libres y universales del  94. Y me chocó la expresión “Rainbow nation” porque yo no veía ninguna nación, sino grupos humanos hostiles que “convivían” en un tierra empapada en sangre.

Los que más me han conmovido siempre son los … ¿San? ¿Bosquimanos”? ¿!Kung?. Los dos primeros términos son peyorativos, el tercero parcial. El primero era el que usaban los pastores khoikhoi, y significa “extranjero” en Nama. El segundo, les fue dado por los holandeses, todavía más despectivo, por asociarse a animal salvaje. Ya antes de la llegada de los europeos habían sido progresivamente “empujados” hacia el desierto y las zonas boscosas por sus parientes  los khoikhoi y por las tribus bantúes.

Cuadro 1. El grupo de caza está listo para partir hacia el interior del desierto, con una larga marcha por delante. Pero en esta ocasión, uno de los ancianos se tiene que quedar atrás. Le entregan un huevo de avestruz lleno de agua, un poco de carne seca y le hablan con cariño (con esos chasquidos o “clicks” al hablar, únicos entre todas las lenguas del planeta). Nadie está triste, aunque es una despedida definitiva. Tienen esa ingenuidad infantil de las cosas sencillas, que suceden porque tienen que ser así. Se sonríen, se dan golpecitos en los brazos y con los ojos brillantes de emoción, se alejan del anciano que no quiere ser una carga para la comunidad.

Cuadro 2. Los pobres infelices gritan de dolor, mientras la estaca afilada se va introduciendo cada vez más, al caer por gravedad. Desgarro, sangre y señales nerviosas que golpean sus cerebros. Sus lamentos y sus llantos resonarán durante toda la noche y al día siguiente, porque la agonía de morir empalados no tiene comparación. Es una muerte lenta y cruel, que aplica Shaka Zulú a todos los que se rebelan. Ha conseguido levantar un imperio en África Sudoriental con tres herramientas: ha transformado la lanza arrojadiza en una espada corta, que se utiliza a modo de gladio, para pichar a los enemigos mientras se empuja con los escudos de piel de vaca; con un régimen espartano, haciendo entrenar a sus guerreros, agrupados en batallones o impis, mediante carreras extenuantes diarias, sin sandalias para endurecer las plantas de los pies, y no dejándoles casarse hasta avanzada la edad adulta; por último, mediante el terror, como habían hecho los mongoles en Europa. (Pendiente un libro de las historias paralelas de Gengis Khan y Shaka Zulú).

Cuadro 3. La llegada de los colonos holandeses en el siglo XVII no fue excesivamente cruenta, pero tampoco pacífica, asimilando a la fuerza a los Khoisan como sirvientes. Durante casi cien años hubo escaramuzas constantes en la marcha hacia el Este por la costa de los ganaderos europeos y los Xhosa, en las guerras Kaffires, sobre el río Great Fish. Sin  embargo, tras llegar los ingleses al Cabo, los líderes decretaron la marcha hacia el norte, el “Gran Trek”. Aunque las relaciones con los zulúes habían sido más serenas, Retief y sus hombres fueron masacrados en las colinas de los Drakensberg. Y ahora, en 1838, Andries Pretorius y un puñado de 470 hombres se batía a muerte contra diez mil de ellos junto a un pequeño río, pero bien fortificados detrás de su carromatos. Las ráfagas eran constantes, y una pila de cadáveres de valerosos guerreros se iba apilando sin lograr provocar daño a los Boers, tiñendo de sangre el río. La clave había sido la defensa desde posiciones fijas, atrincherados, y la utilización sistemática de las armas de fuego modernas contra la fuerza de los números. Algo que olvidarían Lord Chelmsford y sus lugartenientes en Isandhlwana, en 1879, lo que causó la muerte de más de 2.100 hombres y la peor derrota del ejército colonial británico.

Cuadro 4. Un pequeño abogado de origen indio y educación inglesa, se planta delante del oficial que le pide el pase y lo rompe en dos, a principios del siglo XX. Luego, una multitud de indios de Sudáfrica empieza a imitar a Gandhi, poniendo en marcha el primer experimento de no violencia, que culminaría en la independencia de la India.

Cuadro 5. Un grupo de jóvenes Afrikaans en un bar de Pretoria un sábado por la noche en 2012, cantan a voz en grito la canción del General De La Rey, cuya letra y video ensalza la valentía y desesperación de los Boers al enfrentarse a los ingleses en dos guerras, la última de las cuales llevó a la reclusión en campos de concentración de mujeres y niños, y a las campañas de aniquilación de las guerrillas. Estos jóvenes, no sé hacen responsables de la infamia de los 50 años de Apartheid de sus padres y abuelos, y sienten el orgullo de pertenencia a una comunidad cerrada, con sus mitos y sus héroes.

Cuadro 6. Los miles de estudiantes negros de Soweto tienen miedo, pero se animan unos a otros en esa manifestación, que es un soplo de aire fresco en la opresiva Sudáfrica racista del año 1976, contra la nueva política educativa de primacía del afrikaans como lengua vehicular escolar. La policía abre fuego y varios centenares de estudiantes caen abatidos, muertos y heridos. Uno de los líderes estudiantiles, Steve Bitko, sería asesinado por las fuerzas del orden en 1977, convirtiéndose en un referente, como Desmon Tutú,  premio nobel de la paz.

Cuadro 7. Algún día cercano en el futuro. Tumbado en su cama, Madiba, como se conoce cariñosamente a Mandela, agoniza, rodeado de Graça su esposa, algunos hijos y varios íntimos de su larga carrera política. Les pide, en una voz muy suave, que se acerquen, y les dice: “La reconciliación, no dejéis la senda de la reconciliación”.

No se pueden olvidar las guerras, las matanzas y la crueldad, pero este anciano que pasó 27 años en la cárcel, supo comprender que el único camino para la paz y la prosperidad es la forja de una nueva nación multirracial y multicultural, bajo una bandera única, que no tiene porque gustarte, pero que representa un intento por forjar un destino común en paz.

Jesús Centenera
Agerón Internacional.

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