Una oportunidad para el sector exterior no desaprovechable - Moneda Única
Opinión

Una oportunidad para el sector exterior no desaprovechable

Balbino Prieto, Presidente de honor del Club de Exportadores e Inversores Españoles y Frutos Sastre, Director General de Anthelex International
Artículo para Moneda Única


La crisis financiera iniciada en 2008 supuso un impulso significativo para la internacionalización de la economía española que permitió compensar la caída de la demanda interna. Entre 2010-2019 las exportaciones crecieron a un ritmo medio sostenido de en torno al 6% lo que ha supuesto que su relación con el PIB se sitúe en el 34% (partiendo del 23% en 2009), que la suma de exportaciones e importaciones de bienes y servicios respecto al PIB se situase en 2019 en el 67% (9 puntos más que el máximo previo a la crisis en 2007) y que desde 2012 la Balanza por Cuenta Corriente de la economía española pasase a ser superavitaria (2% del PIB en 2019).

La demanda externa no sólo genera aportaciones directas al crecimiento económico, también las origina indirectamente. Así la internacionalización ha repercutido en beneficio de la marca de las compañías y tiene un impacto positivo en la calidad del empleo que genera (4,6 millones de empleos, la mayor parte cualificados) y en la rentabilidad, innovación y productividad de las empresas. El sector exterior por tanto es y tiene que seguir siendo un pilar para la sostenibilidad de nuestra economía.

La actual pandemia del Covid-19 ha frenado la dinámica positiva expuesta. Así, se observa que el volumen del comercio exterior de 2020 ha bajado un 21%, cayendo a niveles de 2017. También se divisa una pérdida de cuota de mercado en el comercio mundial de productos frente a la media de la UE derivada de una pérdida de competitividad internacional de nuestras empresas.

Sin embargo, la pandemia ha supuesto también que la UE haya aprobado una respuesta fiscal sin precedentes a la crisis. Entre las medidas a ejecutar destaca como núcleo central e innovador el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, dentro del Programa Next Generation EU (Fondo de Recuperación), que asigna a España 69.528 Mill. € en transferencias directas no reembolsables, y 71.600 € en concepto de préstamos.

Los primeros 69.528 Mill. € deberán estar comprometidos antes de 2024 y ejecutados antes de 2026; los restantes 71.600 Mill. € deberán estar comprometidos antes de que termine 2026. El desembolso de estos fondos, sin embargo, está condicionado a la aprobación de la Comisión y del Consejo europeo del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia “España puede” que ha sido enviado por el Gobierno de España a finales de abril y que, bajo cuatro ejes, plantea 10 políticas palanca descompuestas en 30 componentes (líneas de acción) para la transformación y resiliencia de la economía española.

Los fondos expuestos suponen una gran oportunidad para España pero también suponen un importante desafío: la capacidad de gestionar y controlar una gran cantidad de dinero en poco tiempo y de llevar a cabo reformas y ejecutar proyectos alineados con las prioridades europeas, y no tanto con las actuales capacidades y singularidades de la exportación española (P. ej. las Pymes suponen el 98,4% de los exportadores; la tasa de exportaciones de alta tecnología está entre las más bajas de la UE). Existe el riesgo, ya existen precedentes, de no ser capaces de aprovechar todos los fondos europeos que tenemos asignados por la carestía de proyectos de calidad, desconocimiento empresarial y burocracia. Otro riesgo latente es el de que estos fondos no calen definitivamente en la Pyme española.

La oportunidad existente recae en que todos estos fondos deberían permitir a España cubrir sus necesidades urgentes y llevar a cabo un ambicioso programa de reformas e inversiones que reduzca el impacto de la recesión y aumente el crecimiento potencial. Entre las reformas e inversiones que deberían contemplarse, con cargo a estos fondos europeos, se encontrarían aquéllas relacionadas con el sector exterior que no deberían desaprovecharse. A pesar de ello, se observa que el Plan “España puede” no contempla con la debida relevancia el tema de la internacionalización, entre sus políticas palanca, principales reformas, programas tractores de inversión y componentes.

Así, dentro de la componente 13 “Impulso a la Pyme”, al que se le asigna el 7% de esos 69.528 Mill. €, se determina una inversión para la internacionalización de sólo 202 Mill. € (el 0,29%), de las más pequeñas de todas las inversiones planteadas en el Plan Nacional, dedicada al refuerzo de las capacidades e instrumentos del sistema español de apoyo a la exportación, internacionalización e inversión exterior. Para llevarlo a cabo entiendo sería necesaria una colaboración pública-privada y una cooperación entre privados.

Entre las medidas propuestas se encuentran una Línea de financiación de estudio de viabilidad con cargo al FIEM; el Programa INNOVAInvest de apoyo a la inversión extranjera en I+D; el Programa VIVES, de ayudas económicas a los empleados en prácticas; el Programa de formación de la Cámara de Comercio de España; el Programa de sistemas de comunicación y digitalización de asociaciones de exportadores y Cámaras; Subvenciones para gastos derivados de inspecciones y auditorías de terceros países; Impulso a la digitalización de los servicios de la Administración para el apoyo a la internacionalización; el Programa de impulso de proyectos de inversión de impacto financiados por COFIDES; el Programa de fortalecimiento de empresas de rápido crecimiento a gran escala y el Programa de ampliación de la base exportadora.

Precisamente, por ejemplo, para llevar a buen puerto la ejecución de esta última actuación -ampliación de la base exportadora, y entiendo sostenibilidad de esta misma base exportadora- resultaría necesaria la coordinación y complementariedad de acciones entre el sector público y el privado en materia de internacionalización.

Así, dadas las dificultades que presentan las Pymes en materia de acceso a la información de mercados, el sector privado puede potenciar y facilitar la generación de inteligencia comercial -incluidas licitaciones públicas-, regulatoria y competitiva de mercados así como reforzar actividades potenciando el uso de herramientas de analítica web y de Big Data que proporcionen información que sea de utilidad a las empresas en sus procesos de identificación de oportunidades de negocio y de toma de decisiones permitiendo ampliar la base de empresas que operan regularmente.

Por otro lado se echa de menos, por ejemplo, medidas como la dotación de fondos que permitan determinar un presupuesto específico para la ejecución de los planes Estrategia de Acción Exterior 2021-2024, Estrategia de Internacionalización 2017-2027, Plan África III, Visión Estratégica para España y Asia (2018-20222); aumentar los techos cobertura de riesgo por cuenta el Estado para países donde hay demanda; incrementar los recursos de CESCE para apoyar a importadores extranjeros; o agilizar los procedimientos en FIEM y en FONPYME para usar siempre íntegramente sus presupuestos.

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