El paro, las empresas y la incertidumbre exterior - Moneda Única
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El paro, las empresas y la incertidumbre exterior

Opinión-Triper

José María Triper
Periodista económico.
Artículo para Moneda Única


Con los datos del paro en esta España nuestra ocurre lo que le sucede a la botella, que puede verse medio llena o medio vacía. Porque cierto es que el número de desempleados ha descendido en 59.149 personas, el mejor marzo desde 2015, y que tenemos 71.000 millones más de afiliados a la Seguridad Social. Pero también es verdad que con los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo en España hay hoy 401.000 parados más que hace un año, que seguimos liderando el desempleo entre los 27 estados miembros de la UE, y también somos los líderes en paro juvenil, y que el Fondo Monetario Internacional nos acaba de anunciar que España será el país con mayor tasas de paro entre las economías avanzadas y que no recuperará los niveles de empleo previos a la pandemia hasta 2026. ¡Cuán largo me lo fiáis!, que diría el Tenorio de Tirso de Molina.

Y eso siempre que nos atengamos a la versión oficial, porque si descendemos a realidad del desempleo en España vemos que más allá de esos datos oficiales que nos hablan de cuatro millones de parados, la situación cierta del mercado de trabajo en España, eliminando el maquillaje estadístico del Servicio Público de Empleo Estatal descubre una realidad de más de seis millones de españoles en situación de desempleo, el 26 por ciento de la población activa. Cifra ésta que supera ampliamente la alcanzada durante los peores meses de la crisis de 2009-2012 y que emerge de sumar a esos cuatro millones del SEPE, los 900.000 trabajadores afectados por los ERTE, lo más de 500.000 autónomos en cese de actividad, otros 400.000 demandantes de empleo con disponibilidad limitada y los 300.000 parados que realizan cursos de formación.

Son números que cantan y dramas personales que no se pueden justificar sólo en la pandemia si los comparamos con los del resto de socios europeos, también afectados por el COVID. Incluso con los maquillados datos oficiales, las últimas cifras de Eurostat nos sitúan como el segundo peor país de la Unión en crecimiento del paro en los doce últimos meses. En concreto la tasa de desempleo ha subido en España 2,5 puntos desde marzo del año pasado, pasando del 14,2 al 16,4 por ciento de la población activa, superado sólo por el 2,7 de Lituania y triplicando el 0,9 por ciento de crecimiento medio de la UE.

Algo, pues, estaremos haciendo mal o muy mal y con perspectivas de que todo puede ir a peor si tenemos en cuenta que tenemos 1,4 millones de empresas sin actividad y 40.000 empresas zombis, que las empresas del Ibex tienen en marcha procesos de reducción de plantillas que afectarán a 18.000 puestos de trabajo, consecuencia de la pandemia y de las fusiones y reestructuraciones en los bancos. Eso y que los analistas nacionales y los organismos internacionales retrasan ya la recuperación de nuestro país hasta 2023, que todos ellos, incluidos el FMI y la CE, han rebajado las previsiones de crecimiento de nuestra economía al entorno del 5,6 por ciento y el lento proceso de vacunación que amenaza con parar también la reactivación turística en verano.

Eso, además de que hemos cerrado el año 2020 con un déficit público de 123.076 millones de euros, el mayor registrado nunca en nuestras cuentas públicas, que la deuda ha alcanzado el máximo histórico de 1,34 billones, que los dineros del fondo europeo de reconstrucción están aún en el aire y que la inestabilidad política y la deriva del gobierno socialpopulista nos convierte en un país muy poco atractivo para los inversores extranjeros.

Factores negativos todos ellos a los que se suman las incertidumbres sobre el comportamiento del sector exterior, afectado por la desaceleración del comercio mundial avanzada por la OMC para 2022, por la revisión a la baja del crecimiento de los estados miembros de la UE, principal destino de nuestras exportaciones y primer emisor de turistas hacia España, y por el anuncio de nuevas sanciones arancelarias de EE UU a la exportaciones españolas por la aplicación de la llamada “tasa Google”, que de concretarse podrían rebajar sensiblemente las ganancias de competitividad que destaca el último Boletín de Coyuntura Económica de Axesor Rating, atribuidas a “las reformas estructurales que se pusieron en marcha durante los años más duros de la anterior crisis económica” y que estima una mejora del saldo por cuenta corriente que llegará al 0,9 por ciento del PIB en este año y el 1,1 por ciento para 2022, aunque advierte que el elevado volumen de deuda externa (957.000 millones de euros) “acentúa la vulnerabilidad de la economía española ante shocks financieros externos”. Amén.

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