Estados Unidos continúa haciendo realidad sus amenazas proteccionistas materializadas en las subidas en los precios de los aranceles a países como China, México y Canadá y también a la Unión Europea. En concreto, con China ejercería una presión al sector del automóvil superior a los 330.000 millones de euros.
Ante un posible acuerdo que reconduzca la situación, las regiones implicadas en estas subidas arancelarias no han tomado medidas demasiado determinantes en respuesta a la amenaza comercial estadounidense. Sobre todo, para evitar los escenarios que hoy parecen más probables entre los que se encuentran: bien la guerra comercial multilateral EEUU-China-UE-México-Canadá, en el que los expertos aseguran que el PIB mundial podría descender un 0,3% en el transcurso de dos años; o bien la guerra guerra comercial global, mucho más destructiva y perniciosa, que haría caer el crecimiento del mundo hasta en un 0,7%.
Pero no hay mal que por bien no venga. La guerra comercial de Estados Unidos con China ha provocado un acercamiento del país asiático a la Unión Europea, que en la reunión que se mantuvo esta misma semana entre sus mandatarios han confirmado defender el sistema multilateral del comercio en contraposición a las medidas proteccionistas. China refiere que abrirá más su mercado para el acceso a inversiones y también a las exportaciones extranjeras, lo cual es positivo para las 15.000 empresas españolas que se calcula que están instaladas o comercian con el gigante asiático.