El mercado del gas es muy volátil y tiene las fluctuaciones de precio en función de la demanda. Hasta la Fiscalía del Supremo se ha percatado de posibles abusos de precio y se ha puesto a investigar. Pero hay que señalar que España exporta a Francia una gran cantidad de energía, lo que hace que cuando se necesita en España un mayor consumo, los precios se encarecen todavía más, por una simple y comprensible regla de oferta y demanda.
Hace solo tres meses, el organismo supervisor de la seguridad nuclear de Francia hizo una exhaustiva revisión de sus centrales nucleares, nada menos que 58, y determinó realizar paradas en la producción de energía motivadas por la sobrecarga en los generadores de vapor. Por esto, un buen número de estas centrales tienen, en la actualidad, restricciones en su producción de energía, y posiblemente las tengan durante todo este año.
De este modo España ha echado un capote importante al país vecino en un momento en el que la ola de frío ha hecho que el consumo se dispare.
Algunos analistas han calculado que si se cortara en seco la venta a Francia, el ahorro en la factura de los españoles podría alcanzar un 10%. Aunque esto no se ve como una opción realista ya que nuestro país no se podrá permitir incumplir los acuerdos alcanzados en el marco de la UE.