La internacionalización: tres tristes tópicos tropicales como pretexto (III) - Moneda Única
Opinión

La internacionalización: tres tristes tópicos tropicales como pretexto (III)

Opinión-Ageron

Jesús Centenera.
Ageron Internacional.


De la moda de los BRICS como únicos destinos

Terminamos hoy la serie de tres artículos sobre tendencias y tópicos de internacionalización. Tres fórmulas mágicas. Tres como la Trinidad. Tres como la triada capitolina. Tres como los tres lados del triángulo de los masones. Tres eran tres, las hijas de Elena, tres eran tres, y ninguna era buena ¿Tres tendencias o tres tópicos? ¿O pudieran ser ambas cosas a la vez?

Realmente debemos saber, si esas son las soluciones, o parte de la solución, ¿qué nos dicen los augures, qué indican los profetas y qué aconsejan las sibilas? ¿Hay tendencias? ¿Son generales? ¿Cómo debemos actuar? Analicemos pues la profecía que nos proponen. Es más, no es sólo la solución en abstracto, sino que los sabios del mundo, magos en el sentido antiguo, nos desvelan los secretos arcanos, como buenos arúspices, leyendo en las vísceras y en el vuelo de las aves, con el detalle que necesitamos para sortear las amenazas y peligros del futuro. Vayamos pues con el tercero de ellos: la salvación no se encuentra sólo en la exportación, sino que no hay otro destino que los países emergentes, especialmente China, aunque también Brasil, y en menor medida Rusia, la India misteriosa y algunos dudan si poner también Sudáfrica, pero, ¡ya puestos! Me permito aclarar que la “s” original era para hacer el plural, pero luego se transformó en el país de la nación del arcoíris, por aquello de la nota de color y de cubrir todo el mundo. O quizás siempre fue así, como la del acrónimo “PIGS” (en su día Portugal, Italia, sustituida luego por Irlanda, Grecia y España, en inglés), con el juego de palabras de insultar al mismo tiempo. Todos los países del grupo de los BRICS tienen en común el ser economías de alto crecimiento, con gran superficie y poblaciones, en las que va aumentando la liberalización y en las que una parte de la población ha mejorado su nivel de renta, y está ansiosa por consumir, con cifras mareantes en lo que respecta a las nuevas clases medias. ¿Por qué esta selección y no otra? En realidad, un país como México podría entrar perfectamente en una clasificación con esos factores, pero, decir: ¿BRICMS? ¡Qué difícil de pronunciar, maño! A lo mejor por eso le han dejado fuera del selecto club de emergentes de alta prioridad. Por otro lado, ¿Rusia emergente?

Los países emergentes son el nuevo El Dorado para nuestras empresas y empresarios, que creen que al entrar en ellos, se quedarán como el bueno de Cándido, sorprendidos: “Entraron en una casa muy sencilla, ya que la puerta no era más que de plata, y las molduras tan sólo de oro, pero trabajadas con tanto gusto que las molduras más ricas no les hacían sombra. La antecámara no estaba en verdad incrustada más que con rubís y esmeraldas… El viejo recibió a los dos extranjeros sobre un sofá relleno de plumas de colibrí, y les sirvió licores en vasos de diamante.” Plata, oro, rubís, esmeraldas, plumas de colibrí y diamantes… ¡Formidable!

Dejando exageraciones literarias aparte, ¿No es verdad? Lo es sin duda ¿No crecen más que el viejo y fatigado Occidente? Verdad sin matizaciones ¿No es la zona entre los trópicos la más dinámica, con el sur de China, la India y Brasil, la que tiene más crecimiento del PIB, y en donde hay menos competencia? Lo es. ¿El número de clases medias consumidoras crece y representa cifras muy importantes? Por supuesto, no lo negamos. Entonces, ¡vayamos pues a dichas tierras!, ¿no es así? Vale, pero, al menos, sería prudente preguntarnos como hacían hace siglos nuestros primos y vecinos portugueses: “Que gente será esta, em si diziam,/ Que costumes, que Lei, que Rei Teriam?” No se trata de que no haya potencial, sino del desconocimiento casi absoluto con el que se abordan estos mercados que son tan complejos, tan difíciles, y a los que recomiendo ir sólo cuando se tenga ya una gran experiencia internacional, y no como rito iniciático que llevan a cabo muchas empresas, con funestos resultados. Hay burocracia y corrupción, hay barreras arancelarias y administrativas, hay riesgo político y económico, cuando no físico, hay un riesgo real en la evolución futura de sus divisas, de difícil comprensión para los jóvenes, aunque algo menos para los que sufrieron el “tequilazo”, el “corralito” y las devaluaciones salvajes de Brasil o de Rusia en los noventa. El problema, en mi opinión, de este tópico maravilloso, es que se basa en una tendencia real de largo plazo, que es el desplazamiento del peso económico de Occidente hacia otras regiones y nuestra pérdida de peso, demográfico, económico (y, ya llegará, también político, y si no, al tiempo), pero se desliza peligrosamente como una peonza sin control cuando se transforma en el tópico de que la solución para las pymes está en vender en China, Brasil o Rusia, lo que no pueden vender en España por saturación. Y eso sin tener en cuenta la situación política, de democracias imperfectas en Brasil o India, o cada vez más autoritarias, como es el caso de la Federación Rusa, o una dictadura sin ambages, como el régimen de la República Popular China. Podemos mirar para otro lado, pero eso no cambia la situación real. Y no se trata aquí de hablar de los derechos humanos o de la gente que sufre, porque no es el momento y nos llevaría a un debate más profundo y complicado, sino de la dificultad real para hacer negocios en esas circunstancias y las connotaciones de los mismos.

Espero que estas tres reflexiones hayan servido de pequeña ayuda a nuestros lectores. Se necesita toda una vida para poder comprender este mundo y para manejarse con soltura en los entornos internacionales. Como decía el filósofo chino Lao Tsé, en el Tao Te Ching, y que luego repitió Mao Tse Tung refiriéndose a la “Larga Marcha”: “un viaje de mil millas empieza con un solo paso”.

 

Jesús Centenera
Agerón Internacional.

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