Jesús Centenera.
Ageron Internacional.
De lo importante que es contar con financiación de terceros
La conquista Española de América, que hizo correr tantos ríos de sangre, ha hecho correr también después ríos de tinta y ha provocado numerosas disputas sobre las motivaciones, las justificaciones y los medios para llevarla a cabo. Olvidando la épica de esa lucha titánica y superando la tragedia de la muerte y destrucción provocada, me gustaría llevarte, lector, a la miseria y el drama de la historia. La primera, porque en medio de esta epopeya gigantesca, la naturaleza humana seguía su curso natural, (o que te crees). Así, nos encontramos con las envidias, los celos, las rivalidades, las mezquindades y traiciones, la ambición y la avaricia de rigor. Sin querer justificar este ramillete de lindezas, hay que tener en cuenta, al menos, que la mayoría de los conquistadores iban un poco por su cuenta y riesgo, por lo que después de enfrentarse contra la naturaleza de nuestra inabarcable América y contra la ferocidad de los héroes indígenas (esos gigantescos Cuauhtemocs, Atahualpas, Lautaros y Caupolicanes) que defendía su mundo ante la invasión, se encontraban con el ordinario y poco versallesco problema de tener que “recuperar su inversión”, porque, en contra de lo que se piensa, la Corona no financió la mayoría de las expediciones (después de las joyas que le dieron a Colón se debió quedar el Tesoro tiritando, por lo que se ve).
Por eso, recomiendo buscar, siempre que sea posible, un organismo, nacional o internacional, que sea el “pagano” de los estudios de mercado. Existen varios como el Banco Mundial, el BID, el BERD, etc., entre los que destacan los fondos de la Unión Europea a través de sus muchos programas, bien hacia países de la ampliación, bien hacia países terceros, como los que se han destinado en los últimos tiempos a países iberoamericanos, entre ellos Ecuador, receptor de varios millones de euros. El problema está en que estos fondos se reparten por concursos, muy trabajosos en su preparación, y que exigen un cierto tamaño y experiencia. Del mismo modo, es un hecho habitual que algunas grandes consultoras los ganen todos, para luego andar subcontratando a otras el trabajo efectivo en Centroamérica y los países andinos, como nos ha pasado. Claro que eso siempre es mejor que tener que hacer los proyectos de campo y tener que obtener además la financiación uno mismo, como le pasaba a nuestros “conquistadores”.
Así, en las Cartas de Relación de Cortes primero, pero sobre todo en las de Pedro de Valdivia después, se destacan los sufrimientos y beneficios de las conquistas hechas en favor de la Corona, pero también, sin pudor alguno, la inversión personal realizada, tanto en sangre, como en armas y dinero. El mismo Alonso de Ercilla y Zúñiga, en su Araucana, se muestra también solícito: “Suplícoos gran Felipe, que mirada/este labor, de vos sea recibida,/que, de todo favor necesitada,/queda con darse a vos favorecida”. En cuanto al drama, el bueno de Pedro de Valdivia debió de pensar: “Anda que con todo lo que he viajado, y lo que me ha costado la broma, venir a morir aquí”, mientras recibía el mazazo mortal en la cabeza, que, además de matarle, debió de doler lo suyo.