Más de 1.500 profesionales, procedentes de 54 países, han acudido este año al VIII Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales, que recientemente se ha celebrado en Valencia; un congreso que ha reunido a los mayores expertos internacionales en ergonomía y salud laboral, convirtiéndolo así en uno de los máximos referentes del sector.
La apuesta de los organizadores en esta edición, frente al escenario de incertidumbre generado por la crisis económica, ha sido la de generar valor mediante la gestión preventiva. Un aspecto que han secundado las 34 empresas que han invertido sus recursos económicos para participar de forma activa en más de 500 conferencias, talleres, comunicaciones y pósters, haciendo evidente su convencimiento en la aportación de valor a través de la práctica preventiva. Esta realidad también se ha puesto de manifiesto mediante las voces de 68 conferenciantes, el desarrollo de 48 talleres y los 315 artículos expuestos en forma de 158 comunicaciones y 117 pósters. Pero, especialmente, mediante los 1.523 profesionales asistentes, que han representando a un total de 569 instituciones de 54 países diferentes, entre quienes se hallaban agentes sociales, administraciones laborales, entidades e institutos oficiales vinculados a la prevención, asociaciones y mutuas, empresas y universidades.
En los ámbitos de ergonomía, higiene industrial y medicina del trabajo, el Congreso ha abordado nuevas perspectivas en los problemas clásicos derivados de riesgos músculo-esqueléticos; innovaciones en la identificación, medición, evaluación y gestión de los riesgos higiénicos; o la eficacia de programas innovadores para la promoción y colaboración en el campo de la salud laboral. Por otro lado, y en cuanto a seguridad y gestión de los riesgos laborales, se han destacado aspectos en relación con la prevención, como el impacto en la práctica de nuevas propuestas legales y estructuras jurídicas, o la obligación por parte de técnicos y profesionales de plantearse si la agrupación y clasificación de riesgos es más enriquecedora de cara a su prevención que la aplicación de teorías científicas.
Todas las conclusiones apuntan a que los institutos, las agencias y las entidades oficiales tendrán que seguir afrontando el futuro con optimismo y confianza para infundir a los nuevos profesionales de la prevención la necesidad de ser capaces de seguir aportando valor a la sociedad, a las empresas y a las organizaciones, mejorando la salud y seguridad de sus trabajadores mediante la gestión de la prevención.