El proceso de internacionalización de las empresas españolas es una historia de éxito, como se relata en el análisis realizado por José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España.
El proceso de internacionalización de las empresas españolas es una historia de éxito. Se ha desarrollado relativamente tarde, en los 45 últimos años, un periodo en el que nuestra economía se ha abierto al exterior de manera acelerada, especialmente a raíz de nuestra adhesión a la entonces Comunidad Económica Europea.
Historia de éxito
Como se pone de manifiesto en el estudio “45 años de evolución económica, social, empresarial e institucional de España”, elaborado por la Cámara de Comercio de España y el Consejo General de Economistas de España, la perfecta integración de España en la Unión Europea ha sido reconocida internacionalmente y ha permitido a nuestro país registrar un avance excepcional en el proceso de apertura económica, como lo acredita el sustancial aumento de intercambios comerciales e inversión extranjera directa en España y viceversa.
La visión del mercado global
Esta apertura de nuestro mercado, hasta entonces resguardado en buena medida de la competencia exterior, supuso un desafío sin precedentes para nuestro tejido empresarial. El esfuerzo por competir en un mercado global cada vez más interconectado ha exigido un cambio de mentalidad, trabajo y sacrificios que hoy vemos que han valido la pena y dado sus frutos.
La salida al exterior implica diversificación y búsqueda de nuevas oportunidades, y obliga a las empresas a mejorar su competitividad. Porque la internacionalización de nuestro tejido productivo, para ser perdurable y sostenible, tiene que basarse en la innovación, la marca y la calidad.
Mirada hacia el futuro
Y para ello es necesario que las empresas, sobre todo las pymes, apuesten por la transformación digital y la innovación, y cuenten con personal formado en las competencias que demanda el mercado.
La presencia exterior es, por tanto, un factor de competitividad fundamental para las empresas cuya propia supervivencia y viabilidad ha dependido, en muchas ocasiones, de su apuesta por los mercados internacionales. Así se puso de manifiesto en la anterior crisis (2008-2012), cuando muchas de nuestras empresas y la propia economía española salieron adelante gracias en gran medida al sector exterior; y también lo será en este momento para superar el shock provocado por la pandemia de Covid-19.
Hoy contamos en España con algo más de 50.000 empresas que exportan bienes de manera regular y otras 200.000 que lo hacen de manera discontinua. Tenemos unas 2.500 empresas multinacionales, de las cuales varios centenares de compañías ocupan posiciones de liderazgo en sectores claves de bienes y servicios en el mercado global.
Nuestro reto consiste en concienciar a las pequeñas y medianas empresas de que la internacionalización no debe contemplarse solo como una salida coyuntural en momentos de crisis, sino como un cambio estructural que debe modificar su concepción del negocio.
Y es en ese punto donde las Cámaras de Comercio, con la Cámara de España al frente, jugamos un papel fundamental. En nuestro ADN está contribuir a que cada vez más empresas españolas, especialmente pymes, mejoren su competitividad y afronten con mayor seguridad el reto de expandirse a nuevos mercados en el exterior.
Oportunidad para las pymes
Las pequeñas y medianas empresas, justamente ahora, deben aprovechar la oportunidad histórica que suponen los fondos europeos para su recuperación y, sobre todo, para afrontar el imprescindible proceso de transformación a través de cuatro palancas: la digitalización, la sostenibilidad, la formación y la internacionalización.
Frente a los movimientos proteccionistas surgidos en los últimos años, y alentados en cierto modo por la pandemia, desde la Cámara de España hacemos una apuesta clara por la apertura comercial, garante de la libertad y la colaboración abierta entre los diferentes países, en el marco de los tratados multilaterales impulsores del comercio y la inversión exterior, y capaces de atender a los cambios que se están produciendo en esta economía global. Y, muy en particular la transformación digital y la transición ecológica.