En 2015 Finlandia salió de la recesión tras tres años consecutivos de contracción, con un crecimiento del PIB del 0,7%. Esta aceleración ha estado impulsada por el consumo privado que se ha visto beneficiado por los bajos precios del consumo.
La recesión de los últimos años y la consecuente pérdida de competitividad, especialmente en el sector manufacturero, han sido un lastre para las empresas que han visto reducidos sus niveles de facturación, que comienzan a recuperarse lentamente.
Para combatir las debilidades del país –la elevada exposición a Rusia, un balance de cuenta corriente deteriorado y la deuda privada, especialmente ligada a préstamos bancarios- deberán ponerse en marcha reformas para impulsar el crecimiento y la competitividad. Además de estas reformas, algunas de la cuales ya se han puesto en marcha (firma de un acuerdo entre patronal y sindicatos para reducir los costes laborales), Finlandia se está beneficiando de la racha de crecimiento de Alemania, que en 2015 representó el 14% del total de las exportaciones del país. Se espera que en 2016 el PIB del país crezca un 1,2% y en 2017, un 1,3%.
Por todo ello, Finlandia ha mejorado su calificación de riesgo a AA1, la máxima concedida por la aseguradora de crédito.