Merkel apuntó que «Nord Stream contribuirá a que Europa cuente en un futuro con garantías para un suministro energético seguro». «Con este proyecto demostramos que apostamos por una cooperación segura y resistente con Rusia para el futuro», subrayó.
Por su parte, el presidente ruso hizo hincapié en la oportunidad que representa la puesta en funcionamiento de este gasoducto para las relaciones con la Unión Europea.
«Tenemos ante nosotros un futuro brillante», declaró Medvédev, quien se mostró convencido de que Rusia y la UE tiene ante sí aún «más proyectos excelentes».
La compañía que opera el gasoducto está participada en un 51% por el consorcio ruso Gazprom, las alemanas E.ON y BASF/Wintershall (15,5% respectivamente), y la holandesa Gasunie y la francesa GDF/Suez, con un 9% cada una.
El primer ramal, de 1.224 kilómetros, permitirá el transporte adicional de 27.500 millones de metros cúbicos de gas ruso desde Siberia a Europa occidental a través de Alemania, y se prevé que en un año la capacidad pueda ser duplicada con la puesta en marcha de un segundo ramal.