Los diecisiete países del euro acordaron lanzar el proceso para una mayor integración económica y monetaria a través de cuatro bloques: una unión bancaria, una unión fiscal, un marco de política económica común y fortalecer la legitimidad democrática.
A partir de este acuerdo, el Consejo de la UE, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo comenzarán a elaborar un programa y presentarán para la cumbre de octubre próximo un primer informe con una hoja de ruta y un calendario concreto.
La zona euro quiere crear una nueva arquitectura europea basada en una unión bancaria, fiscal y política, con más solidaridad a cambio de menos soberanía, un supervisor bancario europeo, un Tesoro del euro, eurobonos, vetos a presupuestos nacionales y límites a la emisión de deuda de los países.
Según el informe que Van Rompuy y los presidentes de la CE y del BCE presentaron en esta cumbre, en la unión bancaria habrá dos elementos centrales: una supervisión bancaria europea única y un sistema común de garantías de depósitos y de resolución bancaria.
España e Italia hacen frente común
Los dos países más afectados por la crisis de la deuda soberana, hicieron ayer frente común en la decisiva cumbre de Bruselas y amenazaron con bloquear el pacto por el crecimiento que habían apalabrado previamente con Alemania y Francia.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, estarían dispuestos a ejercer un veto si el bloque del Norte, liderado por la canciller alemana, Angela Merkel, no acepta que Europa tome medidas urgentes interviniendo en los mercados financieros en auxilio de España e Italia. Ambos países piden que el fondo de rescate europeo actúe comprando bonos de deuda soberana, para que bajen las primas de riesgo, que ahora obligan a los estados español e italiano a pagar intereses prohibitivos para financiarse.
Rajoy y Monti intentaron anoche doblegar, con el respaldo estratégico del francés François Hollande, la férrea resistencia que la canciller alemana, Ángela Merkel, y sus aliados del Norte (Holanda, Suecia y Finlandia) han opuesto frente a las peticiones de intervención en el mercado, ya fuera a través del Banco Central Europeo (BCE) o de los mecanismos de rescate de la eurozona.
El Consejo Europeo negoció ayer los primeros detalles del plan de crecimiento previamente concertado por Alemania, Francia, Italia y España, un programa por valor de 120.000 millones que primará «a los países más vulnerables», según Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.
El plan no incluye prácticamente dinero nuevo, sino que se basa en el reciclaje de fondos ya presupuestados pero que todavía no se han gastado. Será a través del Banco Europeo de Inversión (BEI), los llamados bonos-proyecto y el Fondo Europeo de Inversión. Parte del dinero vendrá de reasignar fondos regionales europeos ya presupuestados pero que todavía no se han gastado.