Ramon Archanco
Director General de INFOCENTER.
El sistema en el que hoy se apoya la innovación son las leyes de propiedad intelectual e industrial. Este sistema supone la concesión de un monopolio legal que otorga al propietario el privilegio de explotar los resultados derivados de su comercialización en exclusiva, durante un tiempo determinado. La patente y el copyright, se han convertido en la máxima expresión, a la hora de medir la innovación de una organización o región. Sin embargo, y a pesar de que este sistema está en funcionamiento desde hace más de 200 años, se están dando nuevos modelos como el de la “innovación abierta”, que empiezan a imponerse en diferentes industrias como la música, el cine, editoriales y el software.
Ya no se busca proteger las invenciones o elementos intelectuales a través de patentes y copyright, sino a través de una cultura que trasciende a la empresa, involucrando a más agentes exteriores como centros tecnológicos, universidades, otras empresas y competidores dando lugar a lo que se conoce como inteligencia colectiva. La base reside en la colaboración. El crisol de experiencias fuera de los ámbitos de la organización es el motor para la nueva innovación y es de esta forma como un conjunto independiente de personas u organizaciones obtienen los beneficios del trabajo conjunto, sobre todo para pequeñas organizaciones.
Hablar de innovación abierta es hablar como de software libre. Aquel para cuyo uso no hay licencias de pago y su código fuente esta abierto para cualquier desarrollador que puede hacer sus aportaciones y aprovecharse del trabajo de otros.
La propiedad intelectual tiene limitaciones como la restricción de la competencia. Al instituirse un monopolio legal a través del copyright o patente se establece una barrera de entrada insuperable para el resto de empresas. A Henry Ford se le impidió desarrollar sus automóviles porque ALAM tenía la patente sobre el vehículo de gasolina. También es significativo el hecho de que la máquina de vapor de WATT no se extendió hasta que expiró la patente sobre su invento.
Una de las prácticas extendidas es la aparición de patentes similares alrededor de una nueva. Como consecuencia, las empresas que la presentan tratan de patentar todo lo que puedan alrededor de esta novedad produciendo unos gastos superfluos e innecesarios para asegurar una posición de monopolio. Otra de las desventajas es el posible desincentivo. Una vez que una empresa u organización se ha garantizado un privilegio de 20 o 40 años sobre un invento o una canción ¿para qué va a seguir innovando o va a tratar de encontrar nuevas soluciones que ofrecer a sus clientes si ya tiene un mercado cautivo y rentable?
También hay que considerar que, puesto que no todo es patentable, los esfuerzos de investigación y los recursos de las empresas se orientan hacia campos patentables en detrimento de otras donde el progreso es mayor, como vienen demostrando los estudios de Doblin que afirman que el 80% del valor proviene de innovaciones en modelos de negocio y formas de entender un sector en vez de el desarrollo de nuevos productos (mas fácilmente patentables) que solo producen un 5% del valor y sin embargo concentran el 60% del gasto en I+D+i.
Por el contrario, la innovación abierta reúne unas ventajas respecto a los límites arbitrarios. No existe una fecha de protección como en las patentes y copyrights, porque no se concede ningún privilegio o monopolio de equis años. Sobre los derechos, la propiedad intelectual concede un derecho sobre ideas. Es decir, le da a su dueño el derecho sobre todas las plasmaciones físicas de la idea protegida. Nadie puede plasmar esta idea sin la autorización del propietario, por lo tanto este detenta un derecho de control parcial sobre la propiedad tangible de terceros.
Las ideas, y ése es el punto clave, no son bienes escasos. Los objetos inmateriales no son de uso excluyente, como ocurre con los bienes tangibles y algunos servicios. Por lo tanto, no puede haber conflicto sobre su uso. Si yo leo un libro o canto una canción éstas no se gastan. Lo mismo si hacemos uso de un invento para plasmar un producto o servicio ya que esto no impide que alguien traslade la idea del invento y la utilice para hacer uso de ella.
Está claro que el gran escollo para facilitar la innovación abierta es la falta de acuerdos que garanticen una explotación rentable de los proyectos. Al fin y al cabo, a nadie nos gusta que nuestro competidor se aproveche de nuestro esfuerzo. De momento la mayoría de las empresas optamos por el sistema de innovación establecido. Sin embargo se están detectando ciertos síntomas de agotamiento de este sistema como ocurre ya en la industria de la música, software o incluso de las farmacéuticas. En estas últimas los costes de desarrollo están llevando a una clara caída en la capacidad de patentar medicamentos e incluso estamos viendo cómo se intentan alargar las patentes con técnicas de evergreening.
Lo cierto es que no hay una respuesta única para dar con la fórmula que permita el desarrollo correcto de la innovación abierta. Aquí es donde debemos innovar para solventar el problema actual de los derechos de explotación de un invento u obra literaria o musical. Este es el gran reto a enfrentar para conseguir beneficiarnos de las ventajas de la innovación a nivel global. Pero de momento la solución no parece obvia.
Ramon Archanco
Director General de INFOCENTER.