Arturo Fernández - Moneda Única
Vicepresidente primero de CEOE, presidente de la Cámara de Comercio de Madrid y presidente de CEIM.

«O vendemos más y mejor fuera de nuestras fronteras, o no tenemos futuro»

«Se están dando pasos de gigante para que las cajas de ahorro se conviertan en bancos, van a salir a Bolsa, y esa estabilidad permitirá que fluya el crédito a las empresas”.
Arturo Fernández acaba de asumir la vicepresidencia de la CEOE, tras las elección de Juan Rosell al frente de la patrona española y la dimisión de Gerardo Díaz Ferrán, al que le unen vínculos familiares. Economista y fundador del Grupo Arturo es también  presidente de la patronal madrileña CEIM, la organización empresarial “más importante de España”, como él mismo la define recordando que representa a medio millón de empresas y más de tres millones de trabajadores.

La CEOE firmó finalmente el llamado Pacto Social Anticrisis. ¿Piensa, de verdad, que éste es el acuerdo que necesita la economía española para recuperar el crecimiento y el empleo?

Creo que este es el principio de todos los cambios que necesita este país. Es verdad que quizás no se ha hecho en el momento oportuno, como sí lo hicieron otros países y de ahí nuestro retraso. Pero los empresarios vemos ahora, y por primera vez, al Gobierno con el mismo espíritu de reformas que los empresarios tenemos desde hace años, y ése es un gran avance.

¿Quiere decir que el Gobierno está ahora más cerca de los empresarios y de sus demandas?

El Gobierno se está acercando no a las posiciones de CEOE, sino a lo que necesita este país. Al fin se ha dado cuenta de que lo que decimos los empresarios es lo que dicen y quiere los españoles, que se resume en crear empleo.

En lo que si  se han recogido casi todas sus propuestas es en el acuerdo de reforma del sistema de pensiones.

En las pensiones vamos hacia un sistema parecido al alemán. Este acuerdo supone un avance importantísimo que nos va a permitir ahorrar el 2,3 por ciento del PIB a partir de 2013. Cierto que en estos momentos no va a arreglar la cuentas públicas, pero sí va a ser decisivo para que el sistema de pensiones sea sostenible en el futuro.

Vista la experiencia de Alemania cuya recuperación se ha basado fundamentalmente en el impulso a las exportaciones, y ante la caída de la demanda interna ¿no es extraña la ausencia de medidas de apoyo a la internacionalización empresarial en el Acuerdo firmado con Gobierno y sindicatos?

Tenemos que poner definitivamente las bases para que nuestro tejido productivo sea competitivo, porque si no la economía española seguirá perdiendo peso en el mundo. Ahora está ya demostrado que las reformas que los empresarios hemos venido reclamando desde hace años, como las de la negociación colectiva, de la flexibilidad laboral, del sector financiero o del energético, son imprescindibles para invertir esa dramática tendencia. Y esos son capítulos de negociación que figuran en el Acuerdo Social y Económico.

Pero, ¿está dispuesta la nueva dirección de CEOE a impulsar medidas en este sentido?

Los empresarios españoles sabemos bien que o vendemos más y mejor fuera de nuestras fronteras, o no tenemos futuro. La CEOE siempre ha apostado firmemente por ello, y celebro también que las grandes empresas quieran fomentar la marca España para ayudar en esa estrategia. Tampoco debemos olvidar que son las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90 por ciento de nuestro tejido productivo, las que más necesitan apoyo para poder estar presentes en el mundo. Y ahí es donde es imprescindible que las Cámaras de Comercio puedan seguir haciendo en el futuro la tarea que realizan en la actualidad para que las pymes estén en el mercado internacional en las mejores condiciones.

Y, respecto a la financiación, ¿Por qué el principal problema que tienen las empresas hoy es el cierre del grifo del crédito por parte de los bancos y las cajas?

Si no hay crédito no hay empresas y si no hay empresas no hay empleo. Esa reforma del sistema financiero que ha iniciado el Gobierno es vital para la economía y para las empresas españolas. Se están dando pasos de gigante para que las cajas de ahorro se conviertan en bancos, van a salir a Bolsa, y esa estabilidad permitirá que fluya el crédito a las empresas. Es un proceso que está en marcha y que va a una velocidad vertiginosa.

Ahora toca la negociación colectiva y el desarrollo de la reforma laboral. ¿Cuáles son aquí las líneas rojas de la CEOE?

A los empresarios no nos gusta hablar de líneas rojas. Sí tenemos unos puntos que consideramos son prioritarios, como la ultraactividad que permite la prórroga de los convenios que no se han renovado y que consideramos una práctica prehistórica.

También queremos ampliar al máximo las causas para que las empresas se acojan al descuelgue de los convenios. Y, sobre todo, recuperar la unidad de mercado y que la negociación se aproxime a las necesidades de las empresas. Mire, hoy tenemos más de 8.000 convenios y muchos de ellos no sirven para nada. Además, pensamos que es necesario hablar también de productividad y competitividad.

Cuando habla de productividad, ¿piensa en la propuesta de la canciller Merkel de desvincular los salarios del IPC?

En España nos tenemos que acostumbrar a hablar y a debatir sin complejos sobre conceptos como flexibilidad, productividad, movilidad laboral y otros que han servido para que nuestros socios europeos más sólidos hayan podido afrontar con éxito la salida de la crisis. Porque son cuestiones de sentido común que van más allá de planteamientos ideológicos. Fíjese que alguien tan poco sospechoso de pertenecer a las organizaciones empresariales como Felipe González dijo en junio pasado ante Rodríguez Zapatero y el grupo parlamentario socialista, y cito textualmente, que “a lo mejor es progresista decirle a la gente que hay que trabajar más y que es más importante vincular el salario a la productividad por hora de trabajo que discutir sobre otras cosas de la reforma del mercado de trabajo”. Por eso, cuando la canciller Merkel plantea vincular los salarios a la productividad y no al IPC, creo que eso en España sería un cambio radical y complejo, pero si otros lo han hecho y les ha ido bien en Europa, no entiendo por qué en España nos tenemos que negar al menos a debatirlo y a negociarlo con los sindicatos.

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