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Opinión

El sector exterior al socorro de la economía

Jose-Maria-Triper

José María Triper
Corresponsal económico de elEconomista.


El sector exterior va a ser, también en 2011, el encargado de acudir al socorro de una economía convaleciente a pesar de que, otro año más, será el gran  pagano del ajuste.

El pesimismo vuelve a hacerse patente en el panorama económico español. Los “brotes verdes” que se vislumbraban en los tres primeros trimestres de 2010 han empezado a disiparse en el final del ejercicio, y hasta el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abandonaba su optimismo antropológico para reconocer en el Parlamento que “llevamos dos años de lucha contra la crisis, haciendo reformas o proyectándolas hacia el futuro, pero necesitaremos cinco años más para corregir los desequilibrios estructurales de esta economía”.

Y, es verdad, que las medidas han sido muchas y muy duras. El recorte de los salarios de los funcionarios, la congelación de las pensiones, la reducción de gasto en subsidios de desempleo, el aumento del IVA y de los impuestos indirectos, la congelación de muchos proyectos de inversión pública…, y todos ellos con un evidente desgaste de imagen ante la opinión pública y en la intención de voto. Pero con todo ello el esfuerzo ha sido insuficiente, entre otras cosas porque no se han acometido las reformas estructurales necesarias y, las que se han avanzado como la acometida en el mercado laboral se han quedado en un coitus interruptus.

Es por eso que desde todos los organismos internacionales, servicios de estudios y analistas se advierte ya que el Gobierno tendrá que tomar medidas adicionales este nuevo año si quiere cumplir el compromiso de reducir el déficit al 6 por ciento del PIB. Un nuevo ajuste que debería recaer fundamentalmente sobre el gasto corriente y el consumo público, con lo que ello implica de adelgazamiento de las administraciones públicas, sobre todo porque ya se han levantado voces muy autorizadas que advierten de que el déficit del 2,9 por ciento previsto para las administraciones territoriales en el año 2010 podría superarse ampliamente.

Pero este ajuste del gasto tiene también sus efectos sobre el crecimiento de la economía. Si no hay consumo e inversión públicas difícilmente se va a poder cumplir el objetivo del 1,3 por ciento previsto en los Presupuestos del Estado para 2011 y que los organismos internacionales y la mayor parte de los analistas rebajan sensiblemente. Y todo ello acompañado de un inevitable repunte inflacionista al que nos abocan la subida de la fiscalidad sobre el tabaco, la escalada del precio del petróleo, el aumento de la tarifa eléctrica y las consiguientes de los transportes y otros precios públicos.

Y todo esto en un contexto de congelación o deterioro de los salarios que han pasado de crecer un 4 por ciento en el primer semestre de 2009 a caer un 0,3 por ciento, con un Gobierno maniatado por el pago de los crecientes intereses para colocar la deuda pública que está absorbiendo prácticamente todos los esfuerzos de ajuste y contención tanto de las administraciones como del conjunto de los ciudadanos.

Demasiado pesimismo y demasiadas dificultades para un país que, como la mayoría de los miembros de la zona euro, está en el punto de mira de los mercados internacionales y que debe afrontar, en primavera, unas elecciones municipales y autonómicas que se antojan unas primarias de las generales de 2012, si es que los resultados no obligan a anticipar estos últimos comicios. Pero, entre tantos nubarrones, existen también motivos para el optimismo, especialmente en el sector exterior.

Las exportaciones españolas acumulan un crecimiento superior al 16 por ciento beneficiadas por la recuperación de Francia y Alemania, los dos primeros clientes de España y a donde se dirigen casi el 30 por ciento de las ventas en el exterior. España ha mantenido también una cuota mundial del 1,8 por ciento  entre los países exportadores y ocupa el lugar 17 del ranking, en los últimos diez años, además de ser uno de los ocho primeros países del mundo en exportaciones de Servicios.

Y, en la misma línea el turismo, la primera industria nacional, se consolida como el primer sector que ha salido de la crisis y cierra el año con crecimientos positivos tanto en las entradas de turistas como en los ingresos.

Unos resultados ciertamente esperanzadores que todo apunta se repetirán en 2011, con crecimientos de dos dígitos para las exportaciones que, presumiblemente, seguirán creciendo por encima de la importación, afectada por el enfriamiento de la inversión y del consumo internos y por la continuidad de la restricciones crediticias en las entidades financieras. Circunstancia esta última que hace presumir que terminaremos este año con otra mejora del déficit corriente que nos permitirá seguir reduciendo nuestra necesidad de endeudamiento externo.

Es decir, que el sector exterior va a ser el encargado de acudir al socorro de una economía convaleciente a pesar de que, otro año más, será el gran  pagano del ajuste. La tijera de Economía ha vuelto a recortar un 8,8 por ciento los dineros de 2011 para promoción exterior de las empresas. Una rebaja que se suma al 19 por ciento que le quitaron y en 2010 y al 4,6 de 2009. Es decir, que en sólo tres años el presupuesto del Icex ha pasado de 244 millones a 186 millones. Una cifra irrisoria que contrasta con los 5.000 millones que el tándem Salgado-Zapatero dedica a  la Cooperación, y en unos momentos en los que los ejemplos de Alemania o Francia ratifican que el apoyo decidido a la exportación y las inversiones en el exterior es el remedio más eficaz contra la crisis y para crear empleo.

 

José María Triper
Corresponsal económico de elEconomista.

 

 

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