Secretario de Estado de Comercio Exterior y presidente del ICEX.. |
«Las empresas más resistentes a la crisis son las más internacionalizadas”
El secretario de Estado de Comercio Exterior explica de primera mano el cambio que se produjo a finales de julio en el Ministerio de Industria en lo relativo al Comercio Exterior.
Aunque previsiblemente con un menor presupuesto para el próximo año, España cuenta con Alfredo Bonet al frente de la nueva secretaría de Estado, un gran activo para potenciar el negocio internacional, pieza clave para las empresas españolas y para la salida de la crisis de nuestro país.
¿Qué nuevas actividades o en qué va a diferir la nueva secretaría de Comercio Exterior con respecto a la anterior?
La transformación de la Secretaría de Estado de Comercio Exterior responde al proceso de racionalización de las estructuras de los ministerios, también con el objetivo de recortar el gasto.En Comercio había cuatro altos cargos: un Secretario de Estado, un Secretario General y dos Directores Generales, uno de los cuales era de Comercio Interior. El cambio ha consistido en suprimir la Secretaría General de Comercio Exterior, y hacer depender la Dirección General de Comercio Interior de la nueva y reforzada Secretaría General de Turismo y Comercio Interior. De este modo, la nueva Secretaría de Estado tiene ya sólo competencias sobre el comercio exterior y una estructura más reducida, ya que cuenta con una sola dirección general. Este ministerio mantiene así tres Secretarías de Estado responsables de las tres áreas en que tiene claras competencias exclusivas, que son energía, telecomunicaciones y comercio exterior, y mantiene dos Secretarías Generales para los ámbitos en los que tenemos competencias compartidas con las comunidades autónomas, como la industria y, conjuntamente, el turismo y el comercio interior. En la parte de Comercio Exterior continuaremos con las mismas competencias en ese ámbito, al que ahora se dedica el secretario de Estado al 100%.
Eso es darle prioridad al Comercio Exterior, que es lo que apuntan todos los analistas lo que nos va a sacar de la crisis.
Soy un convencido de ello. La internacionalización de nuestras empresas y el sector exterior han sido y son uno de los motores de la recuperación. España ha salido muchas veces de las fases recesivas en los últimos años gracias al comercio exterior o al sector exterior. Está claro que las empresas más resistentes a la crisis son las empresas más diversificadas internacionalmente. Por tanto, un país que tenga un sector empresarial muy internacionalizado es mucho más resistente a las fases bajas del ciclo. Por tanto, es un objetivo nuestro el seguir impulsando la internacionalización de nuestra economía y de nuestras empresas. Y en este momento en el que empieza a repuntar la recuperación, es muy importante no bajar la guardia y apoyar decididamente a nuestras empresas en este proceso.
Pero la internacionalización de nuestras empresas se ha centrado en las inversiones exteriores, casi duplicándose las cifras en el segundo trimestre de este año con respecto al mismo periodo del año anterior.
Es cierto que se ha producido una valoración intertrimestral grande, pero también hay que decir que un trimestre, en materia de inversiones directas, no es representativo y además partimos de unas cifras muy malas del año pasado.
En 2009, tanto la inversión extranjera en España como la inversión de España en el exterior, cayeron alrededor del 60%, cifra que no es exclusiva para España, sino que la inversión directa en el exterior el año pasado cayó enormemente en el mundo entero, por lo que estos repuntes que estamos viendo ahora tienen que valorarse teniendo en cuenta que los repuntes son sobre el 60% menos del año anterior.
¿No es alarmante que varias importantes empresas españolas comiencen su éxodo, se vayan fuera? ¿Esto podría poner en peligro la economía de nuestro país?
Creo que no. La internacionalización tiene distintas fases, una de las cuales es la inversión en el exterior o la multilocalización, el traslado de determinadas fases del proceso productivo a otros países. De hecho, hay estudios que demuestran que cuando nuestras empresas han invertido en producción fuera de España en países emergentes, al final no han reducido el número de empleados en España, sino que han aumentado, manteniendo la producción y trasladando fuera de España determinadas partes del proceso productivo que exige menores costes, manteniéndose en España la parte que produce valor añadido, como diseño, promoción, control de calidad,…
El hecho de que nuestras empresas trasladen parte de sus procesos productivos al exterior es natural, es parte del proceso de globalización y siendo España un país con una economía muy abierta, muy inserto en el mercado global, nuestras empresas no son ajenas a esas tendencias.
Para muchas empresas, la inversión productiva en el exterior ha sido la tabla de salvación de la empresa en España.
Con respecto a la competitividad de nuestras empresas, el ranking publicado por el Foro Económico Mundial nos situó en un desastroso 47º puesto…
Sobre este asunto me gustaría hacer dos comentarios. Uno es sobre la metodología de estos estudios que utilizan algunos indicadores de importantes organismos y en otros casos la base del estudio se fundamenta en encuestas a empresarios extranjeros preguntándoles acerca de su percepción sobre determinados indicadores en España. En los indicadores en los que hemos salido peor parados han sido en aquellos relacionados con el mercado laboral, con el sistema financiero, algunas partes del mercado de bienes y la sostenibilidad de las cuentas públicas. Hay que tener en cuenta que estas encuestas se realizaron entre enero y mayo de este año, cuando todavía el Gobierno no había acometido la reforma laboral ni estábamos inmersos en la política de austeridad económica en la que estamos ahora. Es decir, que cuando se hicieron estas entrevistas a los empresarios extranjeros, el Gobierno no había acometido estas reformas. Si esas encuestas se hicieran ahora, el resultado probablemente sería diferente.
La segunda puntualización, es que nosotros no utilizamos los ranking internacionales siquiera del Banco Mundial, ni del World Economic Forum para medir la competitividad relativa de España. Más bien utilizamos un indicador mucho más fiable, que es la cuota de mercado mundial.
España tiene una cuota de mercado del 1,75% del mundo en las exportaciones mundiales y en el año 2008 teníamos la cuota del 1,75%; es decir, la caída de las exportaciones españolas y mundiales fueron de una igual proporción, manteniendo la cuota de exportación. Cuando esto ocurre, no se puede aseverar que se esté perdiendo competitividad.
España es el séptimo país del mundo por inversión directa acumulada, por lo que cuesta mucho creer que un país sea el séptimo del mundo en atracción de capitales extranjeros para invertir, y a su vez el 47º en términos de competitividad.
Dejando a un lado las tablas y rankings, tenemos 4,5 millones de parados y las cuentas públicas no muy saneadas.
Si, pero tener un 20% de paro, ¿es causa o consecuencia de la falta de competitividad?. Básicamente es consecuencia.
En España hemos crecido de una manera desequilibrada en los últimos años, hemos generado un sector de la construcción inmobiliario excesivamente grande y muy dependiente de la financiación. Nuestra caía del empleo en un sector, muy intensivo en mano de obra como es el de la construcción, ha sido mayor que en otros países.
Por supuesto que el hecho de que tengamos un nivel de paro muy alto es también consecuencia de que tenemos que llevar adelante las reformas ya que el mercado laboral no funciona bien. La reforma laboral es necesaria.
¿Cómo calificaría el resultado de la presidencia española de la UE?
En comercio estamos realmente satisfechos, ya que los objetivos que nos habíamos planteado se han cumplido prácticamente en su totalidad, me atrevo a decir que en comercio exterior nuestra presidencia ha sido un éxito y no lo digo yo, lo dicen también mis colegas de Europa.
Europa-Mundo.
Durante la presidencia española de la UE, en el mes de mayo, se concluyeron las negociaciones para el Acuerdo de Libre Cambio entre la Unión Europea y Centro América por un lado y luego entre la Unión Europea y Colombia y Perú, con sendos acuerdos con ambos países. Esto fue una gran noticia porque España tiene intereses económicos y comerciales muy importantes en estos países y por tanto eso va a permitir abrir más los mercados mutuamente y ofrecer más oportunidades de negocio a las empresas españolas en estos países.
Se tomó también igualmente durante nuestra presidencia la decisión de retomar las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur, con un acuerdo mucho más ambicioso y complejo que probablemente requerirá unos cuantos meses de duras negociaciones y que tendrá un impacto enorme, ya que el volumen de los mercados es mucho mayor. Este sería el acuerdo comercial alcanzado más grande de la historia entre dos regiones.
Otra noticia importante fue que a finales del año pasado se cerró el Acuerdo de Libre Cambio entre la Unión Europea y Corea del Sur, que aunque entrará en vigor dentro de unos meses, es muy buena noticia dentro del discurso y del objetivo que tenemos de apoyar la internacionalización. Es positivo para el crecimiento, la exportación y el empleo, que lo que hace es eliminar barreras para que las empresas españolas y europeas puedan acceder a otros mercados, ofreciendo oportunidades de negocio que permitan mejorar la actividad económica y el empleo.
En cuanto al resto de la política comercial europea, seguimos negociando un acuerdo de libre cambio con Canadá, otro con la India, y también con otros países.
España-Mundo.
A nivel nacional, seguimos manteniendo el programa de mercados prioritarios mediante el Plan Integral de Desarrollo de Mercados; son 12 países del mundo con grandes oportunidades de crecimiento, identificados conjuntamente con la CEOE, en los que llevamos trabajando varios años poniendo todos nuestros instrumentos de promoción al servicio de las empresas que quieren trabajar en esos países.
Recientemente se ha anunciado la creación de la Tasa Bancaria, que en ningún caso van a soportar las entidades financieras, sino las empresas internacionalizadas. Una empresa que invierta en el exterior tendrá una tasa bancaria de un 2%, lo que al parecer está ya aprobado por la Unión Europea, obteniéndose unos 40 mil millones de euros al año para destinarlos a acciones en países en vías de desarrollo. En el caso hipotético de que el G-20 aprobara esta Tasa ¿cómo se regulará y de qué manera puede influir esto de modo negativo en el negocio internacional?
Nuestro presidente estuvo hablando hace unas semanas en Naciones Unidas sobre la voluntad de gobierno de promover la aplicación de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales. Pese a no ser una idea nueva, nunca se ha aplicado y no está concretada. No me atrevo a decir cuál sería el impacto de una tasa de estas características, ya que dependerá de las modalidades de aplicación que puedan acordarse. Puede aplicarse sobre las transacciones especulativas, o de corto plazo, o sobre las de largo plazo. Sobre las de corto plazo no afectarían al comercio internacional, las de largo y medio plazo sí que podrían hacerlo.
Al final, los presupuestos de cooperación al desarrollo salen de los contribuyentes a través de una vía o de otra, sea directamente a través de los presupuestos o través de una tasa, cosa que aviva el debate entre el impacto del comercio en el desarrollo y hasta qué punto la liberalización comercial es positiva para promover el desarrollo de los países y bajo qué condiciones.
Soy un firme creyente en que la apertura comercial y la liberalización de las economía de los países en desarrollo son un motor para su inserción en el mercado global que garantiza un crecimiento sostenible para estos países a lo largo del tiempo. Los países desarrollados tenemos una obligación y un compromiso de conceder ayuda al desarrollo de los países pobres, al tiempo que colaborar con ellos para conseguir unos sistemas económicos que les permitan desarrollarse en el futuro e integrarse plenamente en la economía global y aumentar su crecimiento, su desarrollo, su bienestar y su empleo. Las fórmulas para conseguirlo son discutibles, en principio se podría aplicar tasas de este tipo o pueden obtenerse a través de los compromisos de aumento de la ayuda al desarrollo dentro de los Presupuestos Generales del Estado.
África
En África distinguimos normalmente dos zonas. El Magreb o la parte norte de África, con la que tenemos una relación de vecindad y comercial buena, como es el caso de Marruecos, Argelia, Egipto,… países en los que se incrementa esta relación y que además nos interesa mantener y fortalecer a través del proceso Euromediterráneo a través de la negociación de acuerdos de libre cambio entre la UE y estos países, y también de todos estos países entre sí para crear una zona de libre cambio mediterránea. Hay que profundizar en conseguir una zona de libre cambio de productos industriales y agrícolas que con algunos países ya tenemos, pero nos falta mejorar en servicios, comercio, inversiones, propiedad intelectual, compras públicas; es decir, conseguir garantizar la fluidez de los intercambios entre la UE y estos países.
África Subsahariana es una zona importante con la que nosotros tenemos una escasa relación, la proporción de nuestro comercio exterior dirigida a esta zona del mundo es todavía escasa. El mercado más importante de todos es Sudáfrica, con quien tenemos un acuerdo de intercambio con la UE, lo que propicia una relación comercial bastante fluida.
El segundo país en África subsahariana con el que tenemos una mayor relación comercial es Angola, que pese a que las cifras del año pasado no son representativas -el año pasado el comercio mundial cayó el 10% y el comercio de España con Angola cayó fuertemente en los dos sentidos en 2009- este año ya se está recuperando.
La economía angoleña, igual que la economía española, sufrió las consecuencias de la crisis, pero las estimaciones de crecimiento de la economía angoleña son para este año de un crecimiento del PIB de entre el 5% y el 7%, lo cual demuestra que la recuperación de la economía angoleña es un hecho.
Nuestro comercio con Angola es pequeño. En las exportaciones a Angola, está bastante diversificado, exportamos poco de muchos productos. En cambio, en el caso de importaciones españolas de Angola, está muy concentrado en el sector petrolífero seguido de la pesca.
El petróleo y la pesca suponen prácticamente el 90% de nuestras importaciones, aunque pensamos que existen muchas oportunidades con Angola en distintos sectores de infraestructuras, transporte, medio ambiente, gestión de residuos, desalación,…
Hace dos años se lanzó el Plan África para mejorar, reforzar y fortalecer la relación con los países de este continente. Desde la secretaría de Estado de Comercio, lanzamos nuestro propio Plan África de Comercio con una serie de medidas específicas con la creación nuevos programas. En concreto con Angola tenemos un convenio y un programa financiero abierto de financiación concesional que está haciendo una labor importante con nuestras empresas para acercarlas a las oportunidades que ofrece África. Tenemos un diálogo muy fluido con la Comunidad Autónoma Canaria, porque sus empresarios están muy interesados en el desarrollo de las relaciones comerciales y de inversión con África occidental, entre otras cosas por su proximidad geográfica.
También contamos con un consejo asesor de promoción del comercio con África Occidental que celebramos en Canarias regularmente, desde luego tenemos todos los instrumentos necesarios de promoción, información, formación y financieros para poder apoyar a nuestras empresas en estos mercados.