Y los sabemos de primera mano, la de la que fuera ministra de Economía en los primeros gobiernos del sanchismo, Nadia Calviño, hoy presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que en un alarde no sabemos si de sinceridad, arrepentimiento o simplemente ganas de saldar cuentas pendientes y echar más leña al fuego de la corrupción, nos desvela en su libro de memores que, intervino directa y personalmente en las presiones sobre el Instituto Nacional de Estadística (INE) para elevar sus cifras de crecimiento económico.
Y no sólo eso, a raíz de esta confesión, la investigación de los medios de comunicación ha confirmado que fueron las presiones y las broncas de Calviño las que forzaron la dimisión del entonces presidente del INE, Juan Rodríguez Poo, y la destitución de la que era directora del departamento de Cuentas Nacionales, María Antonia Martínez Luengo, hoy directora de estadísticas macroeconómicas de Eurostat en Bruselas.
Es práctica habitual del INE la revisión anual de los datos de crecimiento de la economía de los tres años anteriores, además de revisiones extraordinarias cada cinco años para actualizar censos y estructuras empresariales. Y es la modificación fraudulenta al alza estas revisiones del PIB lo que provoca el fenómeno que los economistas denominan carry over mediante el cual se produce un impulso ficticio de las cifras del presente y el futuro sin que se haya generado una mejora real de la actividad económica, la creación de empleo y la riqueza de un país.
Recordar aquí que las presiones de los gobiernos a los organismos estadísticos nacionales de países de la UE están prohibidas por el reglamento europeo de Estadística y el Código Europeo de Buenas Prácticas. Y que, en el caso del que hablamos el engaño no ha sido sólo a los ciudadanos, las empresas y los inversores, sino también a la Comisión Europea y a la UE que utiliza los datos de los gobiernos nacionales para sus propias estadísticas, previsiones y para el conjunto de sus decisiones económicas.
Un caso este del Instituto Nacional de Estadística que tiene añadida una grave y redundante derivada: la colonización de las instituciones del Estado que caracteriza a los regímenes autocráticos y dictatoriales. El CIS de Tezanos, la Fiscalía del Estado, el Tribunal Constitucional, el Instituto Cervantes, Renfe, Correos, empresas estratégicas,… es decir, todo o casi todo, menos los jueces independientes, y la prensa libre, está controlado y al servicio, del inquilino de La Moncloa quien, además de llevar tres años sin Presupuestos y en minoría en el Congreso no ha tenido reparos en presumir que gobernará sin el Parlamento, al más puro estilo de Maduro en Venezuela.
Y no deja de ser sospechoso que, justo en plena polémica por las confesiones de Calviño y cuando Pedro Sánchez intenta desviar hacia la supuesta buena marcha de la economía la atención de sus problemas judiciales y las denuncias de corrupción que enfangan a su entorno personal político y familiar, el Gobierno haya aprobado por real decreto una relevante reforma del INE con el objetivo de reforzar el departamento de Cuentas Nacionales que adquiere ahora rango de dirección general con más personal y recursos.
Recordar también que la presidenta del INE desempaña por su condición los cargos de: Directora de la Oficina del Censo Electoral, Vocal de la Junta Electoral Central.
Nos estamos jugando la democracia y la sociedad civil anestesiada.
Por José María Triper, periodista económico.