El fracaso de la OPA pone fin al intento de crear el segundo mayor banco de España
La esperada integración entre BBVA y Sabadell ha quedado definitivamente descartada. La oferta pública de adquisición (OPA) lanzada por BBVA no logró convencer a la mayoría de los accionistas de Sabadell, que solo aportaron un 25,47 % de los derechos de voto, muy lejos del 50 % necesario para que la operación prosperara.
El resultado supone un revés importante para el banco presidido por Carlos Torres Vila, que aspiraba a crear la segunda mayor entidad financiera de España, solo por detrás de CaixaBank.
Condiciones del Gobierno: un freno decisivo
Aunque el Gobierno español autorizó la operación, impuso una condición que dificultaba cualquier fusión efectiva: Sabadell debía mantenerse como entidad separada durante al menos tres años, con posibilidad de extender ese plazo otros dos.
La medida buscaba proteger el empleo, la competencia bancaria y la autonomía operativa del banco catalán. Sin embargo, en la práctica, bloqueaba la integración hasta, como mínimo, 2028, reduciendo notablemente el atractivo de la operación para BBVA.
Rechazo de los accionistas y oposición política
Desde el inicio, el consejo de administración de Sabadell desaconsejó la oferta al considerarla insuficiente y potencialmente perjudicial para sus accionistas. El banco alegó que la valoración de BBVA no reflejaba adecuadamente su potencial de crecimiento ni los costes reales de la integración.
La propuesta también encontró resistencia en el ámbito político y sindical. Diversas formaciones -y en especial la Generalitat de Cataluña– celebraron el fracaso de la OPA, destacando que mantener la independencia de Sabadell contribuye a preservar la competencia y el arraigo territorial del banco.
BBVA responde con recompras y dividendos récord
Pese al desenlace, BBVA ha querido enviar una señal de fortaleza a los mercados. La entidad anunció una recompra de acciones por 1.000 millones de euros, que comenzará el 31 de octubre, y un dividendo intermedio récord de 0,32 euros por acción.
El banco mantiene su compromiso con su plan estratégico de crecimiento orgánico, centrado en digitalización y rentabilidad, sin depender de la integración con Sabadell.
Tensión legal y mirada europea
El conflicto no ha terminado. BBVA ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo contra las condiciones impuestas por el Gobierno, al considerar que vulneran la libertad de empresa y la normativa europea sobre fusiones.
A su vez, la Comisión Europea ha mostrado inquietud por la intervención estatal, lo que podría abrir un debate sobre los límites del control público en operaciones corporativas dentro del sector financiero europeo.
Qué viene ahora
El fracaso de la operación redefine el mapa bancario español:
- BBVA deberá concentrarse en reforzar su posición en mercados clave sin las sinergias que esperaba de la fusión.
- Sabadell sale fortalecido en su independencia, aunque enfrentará el reto de seguir creciendo en un entorno dominado por grandes grupos.
- El Gobierno y Bruselas encaran un debate de fondo sobre el equilibrio entre la estabilidad financiera y la libertad empresarial.
La fusión frustrada entre BBVA y Sabadell deja una lección clara: la consolidación bancaria en España sigue su curso, pero los factores políticos, regulatorios y territoriales continúan marcando el ritmo.
Por ahora, el intento de unir a dos de los mayores bancos del país se archiva como una oportunidad perdida y como un caso de estudio sobre hasta dónde puede llegar la política en los grandes movimientos empresariales.