El sector porcino español, uno de los más potentes del país en materia de exportación agroalimentaria, afronta un nuevo desafío en su relación con China: el arancel impuesto por Pekín a determinados productos derivados del cerdo. La medida llega en un momento delicado, justo cuando las ventas exteriores comenzaban a recuperar el pulso tras meses de ralentización.
China es el principal mercado extracomunitario para la carne y los derivados porcinos españoles, y su demanda ha sido clave en los últimos años para sostener el crecimiento del sector. Sin embargo, la nueva barrera comercial puede dejar fuera de juego a varios subproductos que habían encontrado en el gigante asiático un destino preferente, desde carnes congeladas hasta determinados cortes de menor consumo en Europa.
Las asociaciones del sector advierten de que, en un contexto de alta competencia internacional, la aplicación de este arancel podría traducirse en una pérdida inmediata de cuota de mercado frente a países como Brasil o Estados Unidos, menos expuestos a este tipo de restricciones. Además, recuerdan que la política arancelaria china suele tener un fuerte componente estratégico, ligado tanto a la protección de su producción interna como a las tensiones comerciales con la Unión Europea.
En cifras, España exportó en 2024 más de 1.200 millones de euros en carne y derivados del cerdo a China, lo que convierte al mercado asiático en un pilar fundamental para el sector. “Si la medida se mantiene, hablamos de un golpe muy duro para cientos de empresas, desde grandes cárnicas hasta cooperativas locales”, señalan fuentes del sector.
El arancel llega, además, en un momento en que el porcino español había empezado a recuperar volúmenes tras la caída de 2023, apoyado en la reapertura de mercados y en la estabilización de los precios. La incertidumbre sobre China amenaza con frenar esta tendencia y obligar a reorientar exportaciones hacia otros destinos en Asia, África o América Latina, aunque ninguno con el mismo peso que el gigante asiático.
El Gobierno español y las instituciones comunitarias ya analizan los posibles mecanismos de respuesta y negociación para limitar el impacto de la medida, en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre Bruselas y Pekín.