Internacionalización de las pymes y el nuevo desorden mundial - Moneda Única
EconomíaOpinión

Internacionalización de las pymes y el nuevo desorden mundial

nuevo-desorden-mundial

Varios han sido los elementos que han contribuido a configurar el actual escenario económico internacional. Los conflictos armados, las guerras comerciales, la lucha por la supremacía tecnológica, la inestabilidad política y los conflictos por asegurar el abastecimiento energético. Todos ellos llevan a denominar la situación actual como “el nuevo desorden mundial

En este primer artículo de Fernando Laviña-Richi, consejero digital de IMEX, se repasan los antecedentes más relevantes que puedan ayudar a entender los cambios en la situación geopolítica, y de qué manera se pueden entender desde la perspectiva de una empresa que quiere vender fuera. Entendemos que es importante conocer los antecedentes de la situación actual, saber el pasado, para entender el presente y poder gestionar el futuro. Saber de dónde venimos para entender la situación actual y poder proyectar algún escenario de la situación internacional que permita a una pequeña y mediana empresa tomar decisiones en su estrategia internacional y gestionar los riesgos derivados de la situación actual.

De forma simple podemos afirmar que, en las últimas décadas, las pymes han podido crecer en mercados internacionales y buscar oportunidades comerciales gracias a que los gobiernos -como vemos más adelante- se ocupaban de la geopolítica. Parece que a partir de ahora la geopolítica ha llegado al comité de dirección internacional.

Todos los Estados cuentan con estructuras administrativas, agentes públicos y organizaciones cuyo objetivo y función es organizar y coordinar las relaciones políticas y económicas internacionales. Por supuesto, en el caso de las grandes potencias estos organismos estatales son protagonistas y lideran las tendencias de los flujos comerciales, económicos y financieros. Flujos que modifican y moldean para defender sus intereses y el de sus empresas. También se ocupan de crear relatos con sus recursos de inteligencia economía para explicar la evolución y los cambios en estas relaciones, cambios que configuran unos nuevos desafíos y nuevos riesgos tanto para los países como para las empresas.

Esta capacidad institucional facilitó durante décadas el establecimiento de un orden internacional que ya no existe. Durante muchos años estas relaciones entre países generó procesos de integración económica y caída de barreras comerciales. Esto impulsó el desarrollo del comercio internacional. En este escenario de facilidades administrativas para mover mercancías de un mercado a otro, las empresas crecieron con las operaciones de importación y exportación de mercancías entre distintos mercados, crecimiento que también fue posible gracias a los avances en la logística, y el abaratamiento de las comunicaciones.

Además de los intercambios comerciales, esta dinámica de internacionalización provocó el crecimiento de los flujos de inversión directa en muchos mercados. Las empresas deslocalizaron sus fábricas, invirtiendo en otros países, buscando la eficiencia en sus operaciones y la optimización en el uso de sus recursos.

Todo este conjunto de dinámicas económicas y financieras y sus consecuencias políticas y sociales lo describimos de forma sintética con el término de globalización. También nos encontramos con el concepto más empresarial de cadenas globales de valor, con el que describimos el conjunto de procesos de adquisición de materias primas, transformación y distribución de los productos a lo largo de distintas localizaciones, agregando valor en cada una con los procesos empresariales (diseño, innovación, fabricación, ensamblaje, marketing, ventas, etc.)

Estos flujos comerciales y financieros han ayudado de manera clara al desarrollo de los países y al crecimiento de la renta per cápita de muchos países en vías de desarrollo sin obviar que, por otra parte, también la globalización supuso el aumento de la desigualdad y la sobreexplotación de los recursos naturales en muchos de esos países.

Este contexto de crecimiento en intercambios económicos se vio reforzado por un conjunto de instituciones multilaterales que sirvieron como red para amortiguar tensiones comerciales y facilitar la cooperación entre los países; no solo la Organización Mundial de Comercio, sino también todo el conjunto de las instituciones que están dentro del llamado Sistema de Naciones Unidas.

Esta arquitectura institucional nació en el año 1945 con el tratado de Bretton Woods, y su carácter multilateral contribuyó a reducir los riesgos de la activad internacional y dotar de certidumbre a las empresas que querían vender en el exterior.

Un efecto positivo de las mejoras entre las relaciones económicas de los países ha sido el crecimiento de la riqueza, no solo en su alcance medido en número de países que se han beneficiado, población afectada, renta per cápita, sectores involucrados, etc. Este crecimiento de la riqueza ha sido causa y efecto de los procesos de integración y cooperación económica que se han multiplicado por todo el mundo. La Unión Económica y Monetaria de Europa es el ejemplo más claro de los beneficios de la estos procesos de integración.

La  globalización empezó a mostrar síntomas de debilidad a partir de la crisis de las hipotecas sub prime (2007) y la  posterior crisis económica. Los años posteriores el término de desglobalización empieza a tomar fuerza, buscando equilibrar los efectos menos positivos de la primera (desigualdad y falta de sostenibilidad). Y el modelo saltó por las aires con la pandemia del año 2020. Un modelo, repetimos, basado en facilitar la circulación de bienes y servicios por una parte, y de proteger la circulación de capitales por otra.

Durante la pandemia se puso de manifiesto la debilidad y vulnerabilidad del modelo. La deslocalización había ido demasiado lejos. En algunos sectores (desde  Europa) se reconoce que existe una excesiva concentración de proveedores en China que puede suponer un riesgo en caso de conflicto. China fabrica, por ejemplo, el 80 por ciento de los paneles solares del mundo. Taiwán el 92 por ciento de los pequeños semiconductores avanzados.

China se ha convertido en la fábrica del mundo, y en muchos sectores su industria es capaz de abastecer las necesidades de muchos mercados. En 2024 el superávit comercial de China alcanza un récord de casi 1 billón de dólares.

Durante la pandemia el tráfico marítimo colapsó y el abastecimiento de productos necesarios, incluso de los más simples en su fabricación como las  mascarillas, puso de manifiesto los puntos débiles de unas cadenas de suministro que en busca de la eficiencia se olvidó de la seguridad en los suministros. Como apuntó Josep Borrell “Hemos desvinculado las fuentes de nuestra prosperidad de las fuentes de nuestra seguridad”. Europa obtenía energía barata de Rusia y productos manufacturados baratos de China. “Este es un mundo en el que eso ya no es posible”, indicó Borrell.

Además, las rutas del tráfico marítimo de mercancías dejaron de ser baratas y dejaron de ser fiables, (subida de fletes, colapso de los puertos,…)

El orden mundial empezó a romperse. Los pilares sobre los que estaba construido mostraron su fragilidad. El diálogo entre países empezó a convivir con el uso de la fuerza militar como forma de ganar poder e influencia. Las barreras no arancelarias proliferaron en los países desarrollados. Las instituciones multilaterales perdieron relevancia y no han sido capaces de lidiar con las disputas comerciales (OMC) o las crisis sanitarias (OMS )

Dentro de los países, fenómenos como el populismo y el auge de las autocracias contribuyeron a crear desorden y polarización. La democracia del Estado de Derecho y respeto por los derechos humanos dejaron de ser reconocidos como fuente y garantía del progreso social y económico de los países. La pérdida de calidad democrática favorece en muchos países la aparición de una clase política con vocación de estar en el poder por encima del intereses de sus ciudadanos y de sus empresas. El rápido desarrollo tecnológico también ha cambiado las reglas de juego de muchos sectores y el equilibrio de poderes a nivel internacional.

En el esquema siguiente se sintetizan los vectores de cambio que han generado el actual desorden. Cambios en los negocios internacionales (que pueden afectar a las decisiones gestión empresarial, selección de mercados, etc.) y cambios en la seguridad nacional y las relaciones internacionales (decisiones de gobernanza política)

tabla-desorden-mundial
Vectores de cambio que han generado el actual desorden mundial.

Las relaciones económicas internacionales entre los países están impregnadas de desconfianza. Las amenazas entre Estados Unidos y China dejan a Europa y a sus empresas en un territorio intermedio, indefinido, con poca capacidad de influir.

Todos estos cambios nos permiten afirmar que las Pymes se enfrentan ahora a un escenario mucho más complejo. A corto y quizá a medio plazo el contexto de los negocios internacionales es un contexto de desorden.

En un posterior artículo desarrollaremos algunas ideas que puedan servir de guía a las empresas para navegar este escenario desordenado y lleno de incertidumbre. Algunos autores lo describen como un campo de batalla, con varias vertientes, no solo políticas y económicas, sino también tecnológica.

Compartir
Etiquetas: