En un entorno en la política catalana inestable, de altercado y abroncamiento, las multinacionales extranjeras ubicadas en Cataluña cuentan con planes de acción para deslocalizar su inversión a otros lugares de la geografía española, lo que sería una realidad en el caso de que Cataluña, consiguiera, como quieren algunos, su independencia.
Las agrupaciones empresariales no han tardado en advertir que el consumo de las empresas catalanas ha experimentado un parón importante, que podría ser muy grave si esta situación se prolonga en el tiempo. Y es que, como afirman los analistas financieros, los inversores no dan crédito al procés ni a una hipotética separación.
Muchos son los dirigentes políticos y empresariales que no secundan ni la separación ni la posibilidad de realizar un referéndum ilegal, inválido, para los fines perseguidos por los separatistas, que tanto daño hace a las empresas catalanas. Desde el partido del Gobierno de España, pasando por los principales de la oposición, hasta los propios sindicatos, se opondrían a que esta situación se lleve adelante. El secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Unai Sordo, afirmó que el Govern “busca la confrontación para tapar sus problemas” y que “Aplicar el artículo 155 sería un error y dificultaría el diálogo y la discusión política”.