El PIB real aumentó un +3,2% en 2015, después del +2,4% de 2014, pero se mantuvo por debajo de la media de 2010-2013 del +5,8% anual.
Las exportaciones estuvieron impactadas por la caída de la demanda por parte de los principales socios comerciales, especialmente China, y por la bajada de los precios del metal y el gas (que suponen cerca del 70% de las exportaciones). El consumo privado y la inversión también cayeron significativamente. Se espera que el crecimiento aumente hasta el +3,6% en 2016 y el +4,5% en 2017, por encima de la media de la región.
La actividad estará conducida por la ejecución de nuevos programas mineros (que podrán llegar a doblar la producción en 2017, desde los niveles de 2014) y por otros de inversión pública, especialmente en infraestructura.