Economista jefe y director de estudios económicos de Euler Hermes. |
“África es un continente muy interesante por su riqueza de materias primas y su mercado laboral muy barato»
¿Cuál es la situación general de las pymes en España?
Principalmente que es muy difícil hoy para las empresas encontrar nuevos clientes y fijar un precio bueno para lo que producen. En un país como éste, el incremento de la cifra de morosidad ha crecido casi un 700% desde 2007. El tejido industrial se ha visto muy resentido y donde antes había dos proveedores para tres clientes, ahora hay un cliente para dos proveedores, lo que lleva a la necesidad de bajar precios para poder competir, lo que es realmente el síndrome de la deflación. La competencia por precio es cada vez más feroz, y ello obliga a las economías a contener el costo laboral y el costo de financiación, para que el producto final sea más barato. Esta dinámica es muy difícil de combatir, sobre todo en los sectores como la química internacional, el textil, los industriales… todos los sectores que están vinculados con la energía, ya que es menester que continúen haciendo economías de escala, ser más eficientes.
En España, la recuperación del mercado doméstico se está haciendo poco a poco y este año España va a salir de la recesión. Hay una dinámica buena, a pesar de todo lo que hay que resolver, en términos de financiación de la economía y en referencia a las ayudas institucionales hacia las pymes.
Entonces, ¿cómo debe afrontar una pyme su salida al exterior?
Sobre todo tienen que estar muy bien preparadas, y la «caja de herramientas» con la que tienen que salir debe incluir financiación, seguro de crédito, herramientas innovadoras para protegerse contra el riesgo de impago, de no financiación, el riesgo de cambio, el riesgo político… Sin embargo en esto también percibimos cambio. Cada día vemos la importancia de continuar desarrollando el interés y el conocimiento del producto del seguro de crédito. Hoy, en países como Italia, la morosidad sigue subiendo a un 2-3% anual. También en países como China o en toda América Latina sigue creciendo por la turbulencia natural que se encuentra en esas economías, después de casi 6 años de crisis y muchos daños domésticos causados por políticas públicas un poco sesgadas o torpes.
Pienso que hay muchas oportunidades con este crecimiento bajo el 3%, el comercio global va también a crecer un 4,5%. No es el mismo ritmo que teníamos en 2011 ó 2010, que fue un año de recuperación, pero con esos flujos, las cadenas de valor van internacionalizándose, y es ahí donde hay un sitio para las empresas españolas. Lo que no pueden hacer es arriesgarse como se hacía antes de la crisis, ni de forma incauta… la situación en Medio Oriente, en Ucrania, o en Hong Kong, demuestra que hay nuevas formas de riesgos que nosotros habíamos olvidado, como el riesgo político, el riesgo de confiscaciones sobre el capital que ha invertido la compañía o el riesgo de impago porque el cambio, la divisa, se deprecia de forma muy aguda en algunos meses.
¿Cómo se ve desde Europa la situación de España?
Tenemos una previsión de 1,2 puntos de crecimiento del PIB en 2014 y un 1,3 para 2015. Una cosa muy importante para mí y que hay que tener en cuenta a nivel general es que la situación que vive Europa no es una situación que se resuelve en un cuatrimestre o un año. España lo sabe por experiencia, y en seguida se puso de manifiesto que superar esta situación no era tan sencillo como los políticos lo querían contar. En Francia tuvimos este ministro de finanzas (se refiere a Pierre Moscovici) que ahora es comisario europeo de economía, de retos económicos, y que en un cuatrimestre de su ministerio declaró que “hay crisis”, para anunciar, al cuatrimestre siguiente: “salimos de la crisis”. Y después de eso tuvimos otra recesión.
Vamos a hablar sobre África, ¿qué consecuencias tendrá el ébola?
Es cierto que desde julio el efecto “ébola” se nota en los flujos internacionales de inversión, con alguna fuga de capital de África hacia América Latina. Es interesante ver que hay dos consecuencias negativas para los flujos internacionales de inversión: en carteras de acciones para las empresas, y de forma más macroeconómica en términos de inversión en el país. Europa del Este y África están contribuyendo negativamente a los flujos internacionales de inversión, ya desde hace cuatro meses en el primer caso, y en África desde hace dos meses. El nivel total de flujos cayó casi un 10%, beneficiando a América Latina.
Además, la tragedia del ébola se agrava en esta ocasión al comenzar no sólo en los países más pobres, sino en los que tienen menos capacidad de respuesta de la zona oeste de África. El problema no es la epidemia en sí, sino más bien cómo están preparados los países africanos frente a riesgos sanitarios, riesgos vinculados con el entorno y que influyen directamente en las empresas que quieren desarrollarse en África. Es un continente muy interesante para los negocios, tiene mucha riqueza de materias primas, un mercado laboral muy barato, pero la falta de servicios básicos, de infraestructura y material, dificultan el desarrollo de las empresas.
Por ejemplo, no hay empresas que construyan coches en África, o neumáticos, con todos los camiones que se necesitan para trasladar la mercancía. Sin embargo, es difícil implantarse allí, más allá de una cuestión meramente técnica. Hay que tener en cuenta el riesgo político de confiscación de las infraestructuras, si no encajas con el líder político del momento, o si te niegas a pagar esto o aquello. La cuestión es que la gente había olvidado y la única amenaza a la seguridad que se tenía en mente era la terrorista. Pero la realidad es que, con esto, las familias no se sienten seguras, menos aún cuando no hay infraestructura.
El potencial de África es enorme pero quizá no para nuestra generación. Se están desarrollando muy buenas oportunidades de transacciones, de business, pero no se está aprovechando en términos de los millones de personas que podrían formar parte del mercado laboral en un mismo continente. No tenemos aún un desarrollo de África independientemente de sus materias primas. Los chinos tratan con Sudáfrica o Angola, con Congo o con Gabón, pero porque saben que van a ir allí a construir algo importando a la gente que va a construir. Hay un trueque y la disponibilidad de las materias primas. Pero cadenas de valor de innovación y de tecnología hay muy pocas, hay muy buenos ejemplos, un país como Ghana…. Pero son muy pocas y muy vulnerables a su lanzamiento exterior. Por eso, el día que el riesgo operacional incrementa por determinadas razones, estos esfuerzos son tan vulnerables que casi se paran inmediatamente.
El ébola está muy localizado en términos de territorios, pero parece que toda África lo está padeciendo porque la gente tampoco conoce la geografía. Ghana fue un país que hasta el año pasado era muy importante en África Occidental, con estabilidad democrática y unos esfuerzos enormes para atraer las inversiones exteriores, y que, además, descubrió petróleo, que no tenía. Hizo todo eso sin recursos de materias primas. Ahora está en una fase de transición, tiene que invertir mucho pero hay dificultad para encontrar financiación, pese a ser un país que genera confianza. Ahora, con el ébola, cualquier proyecto de inversión o infraestructura que necesite financiación exterior internacional va a requerir un esfuerzo mucho más grande, porque su situación macroeconómica se ha deteriorado. Hay un efecto de pausa vinculado a cuál va a ser el futuro del ébola. El riesgo reputacional en el comercio internacional para la financiación es muy importante.