Presidente de Foment del Treball Nacional. |
“Los empresarios no contemplamos una Cataluña fuera de España. Es un escenario que hoy no toca.”
En marzo cumplirá su cuarto año como presidente de la patronal catalana Foment del Treball, cargo que ya desempeñó su tatarabuelo, José Ferrer y Vidal entre 1880 y 1882. Durante su presidencia este barcelonés, nacido en Palma de Mallorca, ha tenido que afrontar un doble reto: las consecuencia de la crisis económica y la deriva secesionista en Cataluña, y a los que ha respondido con cordura, buen hacer y sabiendo mantener la unidad y la independencia de los empresarios. Licenciado en Derecho y diplomado en Dirección General de Empresas ha sido director para Cataluña, Aragón y Baleares de ABN Amro durante 17 años hasta que en 2001 se incorporó a Acesa, predecesora de la actual Abertis donde fue adjunto al Consejero Delegado y director general de la filial Abertis Logística hasta marzo de 2011 cuando asumió la presidencia de Foment.
¿Es usted de los que se apunta a que estamos saliendo efectivamente de la crisis o, por el contrario, se alinea con quienes miran más a la economía real que a las estadísticas?
La recuperación económica se está afianzando plenamente, aunque hay que decir que a ritmos no muy elevados. Pero eso no puede servir de excusa para dejar de hacer las reformas estructurales que aun quedan pendientes. No obstante, en España, a diferencia de otros grandes países europeos como Francia e Italia, se han hecho algunas reformas de gran calado como, por ejemplo, la reforma laboral. Sin la reforma laboral no habríamos podido volver a ser uno de los capitanes de la economía europea.
¿Hasta el punto de que podemos avanzar un crecimiento sostenido y una recuperación efectiva del empleo?
La reactivación de la economía española ha sorprendido por su contundencia, no sólo desde la demanda externa sino por la mejora que en los últimos meses está mostrando la demanda interna. Hoy hablamos de la prima de riesgo ya no como una amenaza o desconfianza de los mercados con respecto a España, sino más bien al contrario, como muestra de confianza en la economía española. Recientemente la OCDE establecía una previsión de crecimiento económico para España del 1,2 por ciento para el año 2014 y del 1,6 por ciento para 2015. Posiblemente estas previsiones podemos calificarlas de prudentes, en tanto que los datos del segundo trimestre han sido muy positivos, aunque posiblemente se suavicen en el tercer trimestre.
Pero las familias y, sobre todo, las empresas pequeñas y medianas siguen afectadas por una pertinaz sequía del crédito.
Esta percepción de que la previsión de crecimiento podría ser mayor a la estimada se deriva de que uno de los hándicaps que tenía la economía española, como era la falta de crédito, puede corregirse rápidamente. Y ello es así gracias a las últimas medidas anunciadas por el Banco Central Europeo que ha situado el interés de referencia en el 0,05 por ciento, y en las medidas excepcionales para facilitar el crédito a la economía real con la inyección de mayor masa monetaria en la economía. Adicionalmente, en nuestro país, se contempla una reducción de la fiscalidad, especialmente en el IRPF, y en la lenta pero progresiva recuperación del empleo.
Y, ¿no piensa que hemos desperdiciado los años de la crisis para cambiar y modernizar nuestro sistema productivo?
En los próximos años, además de trabajar en la recuperación a través de la internacionalización, la innovación y la formación, debemos resolver el gap que se detecta entre un sistema técnicamente correcto, pero que no se traduce en economía productiva. Hemos llegado a un punto en el que como país hemos mejorado notablemente en formación, en infraestructuras, hemos invertido en capital social, humano, también tecnológico, pero todo esto no se ha traducido en una mejora del sistema productivo.
Y, esto, ¿cómo se resuelve?
Debemos ser capaces de crear sistemas y procesos de decisión más eficientes. Necesitamos actuar en la raíz del problema: la actitud de los ciudadanos, de las instituciones, asumir de verdad una cultura real de esfuerzo, de responsabilidad, compartir la idea de contribuir con nuestros impuestos al beneficio social y, en definitiva, trabajar de manera obstinada por un sistema que penalice los comportamientos que no contribuyen al bienestar de los ciudadanos, a una sociedad más justa.
Pasemos a hablar de Cataluña, y de la deriva secesionista de la Generalitat. ¿Puede afectar esto negativamente a la recuperación?
La desafección entre Cataluña y España es una cuestión política, que deber resolverse en la política, y los empresarios lo que pedimos es que se dialogue, se negocie y se pacte. No avanzaremos en las reformas, en la recuperación económica, en el modelo productivo, mientras la seria inestabilidad política y social en Cataluña y España mantenga la temperatura tan alta como vivimos estos días. Los empresarios tenemos la misión de crear riqueza y generar ocupación, y sólo pedimos un cierto clima de estabilidad y seguridad. La tensión actual hará que todos perdamos, España y Cataluña, porque las empresas multinacionales podrían cuestionarse sus proyectos de futuro en nuestro país.
¿También son previsibles salidas de empresas que hoy están radicadas en Cataluña, hacia otras regiones españolas, en caso de una secesión?
Habría que valorar las decisiones a nivel muy sectorial, pero creo que no sería un elemento definitivo. Lo que sí nos preocupa es que factores esenciales como la innovación y la investigación sí puedan tener un desplazamiento hacia fuera de Cataluña.
¿Contemplan los empresarios catalanes una Cataluña fuera de España?
No sólo no lo contemplamos, sino que creemos que es un escenario que hoy no toca. Lo que toca es diálogo y apertura mutuas. Hay que entender que no se trata de una confrontación entre adversarios políticos en función de siglas, que pueda resolverse con la victoria de un partido sobre otro. Se trata de una controversia social y política que necesita de un gran pacto institucional para resolverse. Desde Foment defendemos la necesidad de llegar mediante el diálogo y la negociación a un gran Pacto Institucional que ayude a superar la decepción que supuso la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto.
¿Y esto se lo han dicho los empresarios a Artur Mas?
Desde Foment hemos reiterado múltiples veces al Gobierno de Cataluña que nadie entendería un quebrantamiento de la legalidad. Hemos advertido que Cataluña no quiere ni necesita políticas radicales que sólo conducen a la confrontación. Reivindicamos que las decisiones políticas se tomen desde el marco legal y la Constitución.