Iberoamérica es una de las regiones del mundo que más se está beneficiando en su proceso de apertura e integración a las redes comerciales esparcidas por todo el globo. Las naciones iberoamericanas cuya suma de exportaciones e importaciones superó los 100.000 millones de euros (132.000 millones de dólares aprox.) en 2013 son, por orden decreciente: México (580.000 millones de euros), España (492.000 millones), Brasil (370.000 millones), Argentina y Chile (118.000 millones de euros cada una), Venezuela (105.000 millones) y Portugal (104.000 millones de euros).
Desde finales del siglo XX en adelante, el peso del comercio internacional en la economía de los países ha ido en aumento. Las barreras que impedían que este fluyera han ido disminuyendo, la firma de tratados de libre comercio ha ido creciendo por todos lados y los Estados están cada vez más integrados entre sí, por lo que los mercados a los que es posible acceder suman millones de consumidores. En el comercio internacional los países ya no son pequeños, medianos o grandes se acuerdo con su territorio o población; hoy se atiende más a su grado de apertura. Ello facilita llegar a un mayor número de compradores, incluso es posible contar en el lugar con un centro de operaciones (hub) comercial para atender el vecindario colindante. El caso de Singapur es un ejemplo: es una isla de 707 kilómetros cuadrados y algo más de 5 millones de habitantes, pero su comercio exterior supera los 900.000 millones de dólares (680.000 millones de euros aprox.) -más que cualquiera de los iberoamericanos-. España ha sido una de las naciones de Iberoamérica cuyas exportaciones han crecido en lo que va de 2014, un 0,5 % en términos interanuales. El lugar donde estas se han expandido con mayor fuerza es Estados Unidos, con un incremento del 70 % respecto al ejercicio anterior. Le siguen Chile (50 %), Perú (41 %), Italia (40 %) y México (34 %). La región latinoamericana es la preferida por los españoles, entre otras razones por la facilidad para comunicarse. Al igual que en Europa, los latinoamericanos debido a la desaceleración observada en sus economías deben poner el acento en sus exportaciones dando espacio y tiempo al consumo interno para que se recupere. Asia se presenta como una alternativa viable, quizás Estados Unidos ya comienza a presentar una situación más holgada al igual que algunos territorios europeos. En 2013 las exportaciones iberoamericanas significaron casi 1,4 billones de dólares. Un tercio han sido materias primas, de ahí el interés de abordar reformas en la mayor parte de los mercados de la región para mejorar la calidad de los intercambios.
Chile, por ejemplo, está inmerso en una transformación del sector educacional en la que se busca el mayor consenso en una materia de una parte muy sensible para la sociedad y, de otra, vital para hacer frente a los desafíos que representan este nuevo mundo en el que las tecnologías lo lideran y afectan casi todos. Hoy, muchas economías latinoamericanas ven como sus monedas nacionales se devalúan favoreciendo sus exportaciones. Esto no deja de ser un parche; tan pronto se restablezcan los mercados, a los productos con valores reducidos les será difícil volver a incrementarlos, los importadores los seguirán percibiendo como de valor inferior. Innovar es algo imprescindible, de ahí que aplicar cambios sustanciales a los bienes y servicios que se desarrollan, a los procesos, al marketing, a la organización de la empresa se estima esencial para poder competir abiertamente con la oferta surgida en otros lugares. El quid está en la utilización de nuevos saberes, o una combinación de saberes ya conocidos. Esto supone una buena ocasión para empresas y profesionales de sectores y países más avanzados en su objetivo de implantarse en Iberoamérica. No nos cansaremos de animar a todos a reunirse con sus pares de otros ecosistemas, hay que perder el miedo a «lo extranjero». Estamos cada vez más conectados por lo que no debería resultarnos extraño acercarnos buscando aquello que nos interesa y así continuar avanzando. Iberoamérica es una tierra repleta de recursos de diversas clases, la depreciación de las monedas de varias nacionalidades abre oportunidades para la inversión interna y externa, ya sea para comenzar nuevos emprendimientos a asociarse transformando lo que ahora existe poniendo a la innovación en un sitial alto.