Uno de los grandes desafíos del Plan Nacional de Seguridad Hídrica (PNSH), presentado el 20 de agosto de 2014 por la Agencia Nacional de Aguas (ANA), es potenciar grandes obras de infraestructuras en el sector de los recursos hídricos ya en marcha en Brasil, y buscar sinergias entre ellas, además de proyectar la demanda de agua en el país hasta 2035 y trazar estrategias para garantizar el abastecimiento estable y evitar conflictos directos e indirectos.
Para Gisela Foraini, directora de Planificación de la Agencia, el Plan Nacional no parte de cero, una vez que Brasil ya posee diversas acciones y planes en el área de recursos hídricos, entre las cuales destacan las relacionadas con el Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC). La pieza central del PNSH, según Foraini, es un estudio, que estará terminado en 2016, que recomendará estrategias e intervenciones estructurales para garantizar el suministro de agua y reducir los riesgos asociados a las sequías y las inundaciones. “Todos sabemos que Brasil cuenta con inmensas reservas hídricas, pero tenemos que avanzar en su distribución y planificación”.
Entre las obras fundamentales para sustentar esta planificación nacional de recursos hídricos están las presas, sistemas de canalización, reservatorios de agua y los ejes de integración, que deben tener carácter estratégico y de relevancia regional para garantizar la oferta de agua para consumo humano y uso en acividades producivas. Forman parte también del listado de obras proyectadas los diques para evitar inundaciones, la otra vertiente de los problemas con el agua en Brasil.