Juan Royo Abenia
Economista.
En 1989 el índice Nikkei de la bolsa japonesa cotizaba en torno a los 40.000 puntos. A fecha de hoy se sitúa en 13.000. El descalabro del selectivo nipón tiene su explicación en el pinchazo de su burbuja inmobiliaria, que arrastró a bancos y ciudadanos, y en el inmovilismo del Banco de Japón (BoJ) que tardó años en flexibilizar sus políticas monetarias.
El Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, que llegó al Gobierno en diciembre del año pasado, se ha propuesto recuperar el tiempo perdido. Su estrategia se basa en una agresiva política expansiva del banco central, una política fiscal flexible y de estímulo y en contundentes reformas estructurales. Todo ello con el objetivo de estimular el crecimiento económico y sacar a su país de la deflación.
El encargado de capitanear esta ardua empresa es el recientemente nombrado gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda. Su plan ya ha sido bautizado como “The 2-2-2-2 policy» y pretende lograr una inflación del 2%, en un plazo de 2 años y multiplicar por 2 la base monetaria hasta 270 trillones de yenes (1,4 trillones de dólares) a finales de 2014, además de doblar la duración media de los bonos japoneses que el BoJ compra, desde 3 años hasta los 7 años.
Las compras de activos estarán centradas principalmente en deuda pública (50 trillones de yenes cada año) y ETFs tanto de acciones como inmobiliarios.
El FMI ya ha avisado de los riesgos de las políticas monetarias expansivas que se están llevando a cabo por los Bancos Centrales. No solo en Japón. También en Europa. Su directora gerente, Christine Lagarde, considera que, aunque en el corto plazo aportan estabilidad a los mercados financieros, en el medio plazo pueden generar riesgos de nuevas burbujas crediticias que desemboquen en crisis financieras. ¿La solución? Urgentes nuevas reformas políticas para recuperar la solidez del sistema financiero antes de que se materialicen los efectos peligrosos de las políticas de estímulos.
Por lo que respecta a la renta fija japonesa se aplanará su curva en los tramos más largos y los yields permanecerán bajos a lo largo de la curva de tipos de interés durante un largo periodo. Continuará la devaluación del Yen y aunque el reciente rally bursátil lo hayan protagonizado las compañías con orientación doméstica, las exportadoras se beneficiarán sin lugar a dudas de la debilidad de la moneda japonesa. El sector inmobiliario será el otro gran favorecido por la política reflacionaria de Shinzo Abe. Los inversores extranjeros vuelven a incluir a Japón en el punto de mira de sus carteras, lo que retroalimentará nuevas alzas en la bolsa.
Mientras tanto, el déficit comercial japonés en marzo llega hasta 362.400 millones de yenes desde los 777.500 millones, con un crecimiento de las exportaciones del 1,1% interanual. Las exportaciones niponas a Estados Unidos crecieron un 7% interanual, mientras que cayeron un 4,7% las destinadas a Europa y un 2,5% con China. No pierdan de vista a Japón. ¿Habrá llegado ya su hora?