De Guindos afirmó también que los bancos que reciban ayudas tendrán hasta cinco años para cumplir con los planes de reestructuración. Al igual que ha ocurrido con otros bancos europeos que han recibido ayudas públicas, esto incluirán despidos, cierre de oficinas, ventas de activos no estratégicos y pérdidas forzosas para los inversores en participaciones preferentes.
Esta cifra (prevista para mediados de diciembre), según ha informado el secretario de Estado, Fernando Jiménez Latorre, está condicionada a la aprobación por parte de la Dirección General de Competencia de la a Comisión Europea de esos planes de reestructuración.