Felipe Carballo Ríos.
Doctor en Ciencias Económicas.
Que no te equivoquen, que no es la crisis del Euro, es la supervivencia del Gran Negocio del Dólar (GND).
Cuando en Abril de 2009 publiqué un artículo denominado “El fin de la hegemonía del dólar”, coincidiendo en los meses siguientes con otros en el mismo sentido, uno de los cuales de Luis de Guindos, estábamos reflejando la crisis de confianza que se estaba generando sobre la Economía de los EE.UU.
Ésta se traducía en un aumento imparable de sus déficits fiscales y de su deuda (superando ésta el 100% de su PIB), desmelenándose con la vergonzosa actitud de los operadores de Wall Street con las Subprimes y la puntilla propiciada posteriormente con la quiebra de Lehman y como consecuencia ultima la caída de su referente monetario, el Dólar.
Durante este periodo, las caídas en su cotización empezaban a hacerse sentir negativamente entre los grandes Fondos y sobre todo en el valor y calidad de las reservas monetarias de un conjunto de Bancos Centrales que encabezados por el Bank of China, comienzan a plantearse la necesidad de un irreversible y lógico proceso de sustitución paulatina del Dólar como referente monetario de sus reservas.
Esta pérdida de confianza sobre el Dólar, como moneda de cuenta y reserva hegemónica a nivel mundial, suponía el comienzo del fin de la mayor Pirámide de Ponzi de todos los tiempos, generada alrededor de la impresión, monetarización y venta de billones de bonos y “Greenback”, además de poner en cuestión la arquitectura financiera institucional por esa “Santa Alianza”, (“In God we Trust”), que integran desde hace mas de 60 años, el Tesoro, la Reserva Federal (FED) y los Fondos y Bancos de Inversión al amparo de Wall Street, con su consiguiente preocupación y alarma del Sr. Ben Bernanke.
Mientras tanto y en paralelo, en el insípido y germánico BCE, el rígido funcionario Sr. Trichet, siendo consciente de los déficits fiscales que estructuralmente escondían una gran parte de los países del área Euro, luchaba para mantener la independencia del Banco y la fortaleza de la moneda única, al margen de los avatares y presiones de todos sus 17 copropietarios, que le daban el marco económico e Institucional por un lado y le comenzaban a quitar el sueño por otro.
Su única obsesión, consolidar la confianza de los actores económicos mundiales en el Euro, como una moneda de cuenta y reserva que sirviera también de referencia principal en una nueva unidad monetaria, que inevitablemente se preveía a medio plazo como sustituta o alternativa al Dólar.
No tengo la menor duda, que si hubiera dispuesto del tiempo para haberlo conseguido, hubiera pasado a copiar la receta de la FED, a su costa, poniendo en marcha la imprenta e inundando un mercado que los demandaría, con billones de Euros en moneda y bonos, con lo cual además de diversificar el riesgo del mercado financiero internacional, compensarían desde dentro del Sistema los déficits fiscales y desequilibrios financieros que esa bomba de relojería, que suponía el mantenimiento del Estado del Bienestar y la continuada pérdida de competitividad de una buena parte de las economías europeas, en especial las del área Euro, se estaban ya haciendo excesivamente visibles.
Al mismo tiempo, como empezamos a imaginar algunos, se produce una reacción de los dueños del negocio del Dólar, que en silencio y, ante la pasividad de los Bancos Centrales de China, Inglaterra y otros emergentes, que meses antes estaban descalificando a esta divisa, ponen en marcha una operación de desgaste contra el Euro, con objeto de descabezar sus posibilidades de apadrinar alternativas a su posición hegemónica, como moneda de cuenta y reserva y poder seguir manteniendo el poder y el descarado lucro que producía el GND.
Maquiavélicamente, la fórmula encontrada, no fue la de utilizar los Mercados para actuar directamente contra el Euro, costosa y con consecuencias colaterales no deseadas en los Fondos implicados, sino la de poner en evidencia las debilidades de la arquitectura europea en que se soportaba la moneda única, que no eran otros, que los fuertes desequilibrios fiscales y financieros de una serie de países que la sustentaban y en consecuencia sus dificultades para acudir a los Mercados y la consiguiente especulación de los mercados secundarios sobre sus emisiones de Deuda.
Estas actuaciones se producirían además, ante el autismo de un BCE cuya falta de cohesión y limitaciones estatutarias (derivadas del simplista marco institucional de su creación) terminarían generando una pérdida de confianza financiera e Institucional de los Mercados en las economías mas frágiles de los países del área Euro, como ya ha sucedido con Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, seguidas a corto plazo por Chipre, Eslovenia y Bélgica; es decir, más del 35% del PIB del Área Euro, a la que se empieza a sumarse ese dinosaurio “zombi” que empieza a ser la economía francesa.
Como consecuencia inmediata a la pérdida de confianza de los Mercados en la Moneda Única, con caídas en su cotización superiores al 15% a favor del Greenback, independientemente de la desastrosa situación de la economía de los EEUU, le permiten recuperar, por eliminación de su competidor, de nuevo su posición hegemónica en el sistema monetario y seguir sin pudor imprimiendo e inundando los Mercados financieros de emisiones de “Greenback” y bonos. Es decir, permitirán seguir manteniendo a sus Gestores, durante el siguiente lustro su “statu quo” actual sobre la riqueza y el poder económico mundial.
Lo tremendo es que lo que pensamos algunos que habría comenzado como una maquiavélica operación de “ajuste de cuentas” financiera, limitada en el tiempo y forma y con un objetivo definido y unos costes asumibles, como era reducir el peso del “Greenback” como moneda hegemónica en la economía mundial, se les ha ido de las manos a sus muñidores, generando oleadas de pánico, que están haciendo tambalearse la totalidad del sistema financiero, reduciendo el crecimiento de la economía mundial y trastocando los marcos económicos y sociales de la mayoría de los países de nuestra vieja Europa que nos muestra de nuevo entre los países que la conforman, sus egoísmos y olvidadas fobias.