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Opinión

Como afrontar la crisis. Cual debe ser nuestra estrategia

Josep-Bertrán-(PompeuFabra)

Josep Bertrán
Miembro del consejo editorial de Moneda Unica.
Profesor de comercio internacional Universidad PompeuFabra.
Director general de MTPSINSPAIN.


Se está enfocando la solución a la crisis económica actual de una forma absurda, cualquiera sabe que si en su casa lo único que hace es reducir gastos, cada vez serán más las cosas de las que decidirá prescindir.

Al principio lo hará de una suscripción a una revista, estará menos informado y posiblemente la revista notará la perdida. Le sigue el club deportivo, no solo estará menos en forma, sino que el gimnasio al tener menos socios sufrirá las consecuencias. Continuará reduciendo, ahora los viajes, que sirven para cargar energías y descubrir nuevos horizontes, los hoteles cerrarán.

En las empresas ocurre lo mismo, se empieza por reducir los gastos de marketing, por lo que se generan menos ventas, se reduce la plantilla con lo que se debilita, se reduce el capitulo de investigación, es menos innovadora, dirminuye su talento y se acaba por comprar productos de los competidores, con lo que la empresa deja de serlo y se convierte en una tienda.

A un país le ocurre lo mismo, basta con echar un vistazo a la historia de las depresiones económicas, que han sido muchas a lo largo de la historia para ver cómo el cierre de las inversiones de los que tenían (burguesía, señores feudales, aristocracia) originó aquellos desajustes sociales.

La historia también nos muestra que en nuestra situación no deberíamos exagerar. No estamos en guerra, ni la peste diezma el país, ni grandes tragedias naturales nos azotan. Estamos en periodos de baja, que los medios de comunicación convierten en desánimo general. Hay muchas cosas que hacemos bien y esas son las que garantizan la estabilidad. Nuestras universidades fabrican talento, nuestros hospitales curan a la gente, nuestra policía controla los excesos, nuestros políticos son demócratas, nuestros medios de comunicación informan. Un larguísimo y esperanzador etcétera en España.

Si el déficit actual fuera el resultado de la financiación de una guerra en ultramar, si un tsunami hubiera arrasado parte del territorio, si lluvias torrenciales desviado el curso de los ríos, la situación quizá entonces fuera de crisis real. Nuestro país dista mucho de ser una pesadilla.

Primero elimino el ocio y acabo cerrando la calefacción, la luz y el teléfono. Ese camino no es aconsejable para las familias con la notable excepción de aquellas en que la salud de los miembros o alguna desgracia, en el caso de un país azote y les lleve a situaciones extremas. Entonces debe producirse una trágica reducción de la capacidad del país o de las familias. Incluso en esa situación estamos obligados a buscar fuerzas donde sea para seguir con aquello que nos ilusione y nos haga avanzar como personas o como sociedad.

El desastre social, podría estar gestándose en España de seguir insistiendo tanto economistas como instituciones, en guiarse sin buscar alternativas creativas, que se atrevan a cambiar el curso de los acontecimientos. El crepitar de los medios de comunicación hoy es reducir, recortar, desinvertir, aumentar los impuestos, repartir desde el poder los recursos con más recaudación, no fiarse de los que dicen que las cosas les van bien, desincentivar la ganancia de los ricos. Tal parece, como que el método económico actual es un desastre.

El sistema capitalista es el que mejor reparte la riqueza, en la práctica es más socializante que un sistema socialista aplicado. Mi corazón está en la izquierda pero he comprendido que si las cosas no tienen dueño se deterioran. De nuevo la historia corroboraría la tesis. Los sistemas socialistas teóricamente muy equitativos han llevado a situaciones de miseria cuantas sociedades los han utilizado y es que el alma humana es muy compleja, la única forma de gobernarla es mediante marcos amplios de libertad y pocas reglas.

Solo saldremos de la crisis actual, si todos nos endeudamos más estamos obligados a buscar recursos para seguir comprando, estimulados por el placer de tener cosas nuevas, bellas, avanzadas, con los matices que esta crisis se ha encargado de recordar. Debemos aprender a sustentarnos sobre nuestras propias piernas, acomodar la ropa y la comida no a la última moda, a contemplar la pobreza con serenidad y a practicar la frugalidad, …“no solo en una carrera de circo, sino también en las arenas de la vida hay que dar curvas cerradas, incluso en los gastos. Pero hay que dar curvas“.

Las empresas en lugar de pedir créditos, deben buscar socios que aporten capital para no endeudarse, los particulares vía la familia, los amigos usando sus contactos, business angels.

Los gobiernos, que son los que lo tienen más fácil por mucho que se empeñen en decir lo contrario, pueden hacer más que un ciudadano. Me refiero a que pueden emitir deuda, emitir acciones, crear dinero en definitiva. No es cierto que por estar sujetos a normas supranacionales no lo puedan hacer, tienen muchos mecanismos, lo que falta es creatividad y visión. La economía es como la vida, energía organizada que si se desmoviliza se para, se muere.

Debemos ser aún más demócratas a nivel social y más liberales a nivel económico. Más inversión inteligente, mayor reconocimiento a los que quieran hacer cosas, menos impuestos para que la gente no tema gastar. Los que tengan que gasten y los demás que lo contemplen. No hay modo de evitar la envidia que no sea hacer más plena y dichosa la vida de los envidiosos, que al final somos todos. Pero nunca deberíamos olvidar que una persona únicamente necesita tener una buena educación, amigos, amor, hijos si los desea, una renta suficiente para no pasar miseria ni angustias, salud y una buena sociedad donde disfrutar de todo esto.

El actual sistema económico de reparto en España (mal denominado sistema capitalista) es perfeccionable para que los abusos no se repitan, pero es el mejor. Más sistema es la solución, tratando de asegurar que se repartan no solo las pérdidas sino sobretodo los beneficios. Recordemos que la democracia es mejorable, pero es lo menos malo que hemos encontrado hasta la fecha y en ello debería estar toda la humanidad. Más trasparencia, más justicia y menor desánimo cuando veamos errores flagrantes. Aceptar la adversidad y seguir construyendo. Me refiero a banqueros que se enriquecen, altos cargos que siguen impunes a sus actos perversos, jueces que se sientan como acusados y acusados que se convierten en jueces.

A nuestros hijos no debemos decirles “como hay crisis hay que reducir”, todo lo contrario, deben seguir formándose, mantener la salud física y mental gastando en todo lo que sea necesario para avanzar. Hay que hacerles comprender que ahora estamos invirtiendo, todo lo que compramos es una inversión en su futuro, incluso deben comprender que, un viaje por ejemplo, es un mecanismo para presentarles nuevas ideas. La máquina del consumo no puede parar, debe seguir adelante. Sólo reducción en las cosas superficiales, “excesos en tiempos de crisis no; inversiones las que haga falta”, ese es el paradigma de una sociedad moderna como la nuestra. Durante estos dos últimos años había mucho que recortar y se ha hecho, eran excesos de un tiempo alegre, pero ahora ya no se debe reducir más, al contrario.

Nunca podremos competir en sufrimientos con las sociedades en desarrollo, allí entienden de limitaciones más que nosotros, de sacrificios desmesurados, de injusticias sociales que las gestionan mejor. Si competimos en eso perderemos, allí han aprendido a vivir en pleno disparate. Pueden trabajar más horas que nosotros, en condiciones donde la disciplina no se cuestiona.

Aquí, en las sociedades del bienestar entendemos de inversión, de libertad de expresión, de respeto al líder sólo si sabe de lo que habla, al padre si es justo, al hombre si es equitativo. Sabemos más de dar soporte a la creatividad, vía instituciones, universidades, ayudas publicas. Esa es nuestra fuerza, inventar cosas nuevas cooperando; no con disciplina sino con motivación.

Los planes para el inicio de las nuevas empresas (business plans) han cambiado. Antes se les pedía un cálculo financiero para demostrar la viabilidad y hoy, lo que deben demostrar, es que muchas personas se interesaran por el proyecto y así, de una forma no determinada, se estima a medio plazo su sostenibilidad. Digamos que las empresas hoy acaban siendo algo que nunca supieron iban a ser.

Este proceso requiere creatividad, cooperación, apoyo institucional, flexibilidad a todos los niveles. En eso sí que nuestra sociedad será excelente.

El Sr. Ashmi, que se mudó para vivir en Barcelona hace tiempo procedente de Pakistán, tiene un hijo de 20 años como yo y quiere que sea feliz: esfuerzo físico, trabajo, disciplina, respeto incondicional al padre, esa es su metodología. El desarrollar la inteligencia invirtiendo en cursos, viajes, nuevas tecnologías, modular el dominio de si mismo con el deporte y la competición, despertar la solidaridad y la compasión, esa debe ser nuestra estrategia.

 

Josep Bertran
Profesor Universidad Pompeu Fabra.
Miembro del consejo editorial de Moneda Única.
Project manager. MTPS.

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