El pacto de disciplina presupuestaria alcanzado durante la cumbre consagró la apuesta para que los países no tengan déficit estructurales anuales superiores al 0,5 % del PIB, que además se incluirá en las constituciones de los países o en legislaciones equivalentes.
Los Veintisiete además lograron acuerdos para reforzar la efectividad de las herramientas para luchar contra la crisis de la deuda. Se acelera a un año la entrada en vigor del fondo de rescate permanente que se combinará hasta mediados de 2013 con el fondo temporal que está en vigor..También se acordó que será el Banco Central Europeo el responsable de gestionar ambos fondos para aumentar su atractivo y fiabilidad entre los inversores.
También se acordó la transferencia al Fondo Monetario Internacional de 200.000 millones de euros para ayudar a países en crisis y se comprometió que con la excepción de Grecia (que está renegociando el pago de su deuda con sus acreedores), todos los países de la región cumplirán puntualmente con sus deudas. Este último punto es muy importante, pues fue la exigencia alemana de que los inversores privados participaran en el rescate de Grecia la responsable de la tormenta de desconfianza de los inversores hacia la deuda europea en los últimos meses.
La nota discordante fue la protagonizada por Reino Unido que se quedó aislado en su veto al pacto, al negarse sus socios a acceder a incluir una salvaguarda que exonere a la City de Londres de cumplir las regulaciones financieras europeas.