Manuel Torres y Diego D’Alma
Garrigues Shanghai
Las oficinas de representación suelen servir para una primera etapa |
Las tres figuras más utilizadas por la inversión extranjera son las oficinas de representación, las sociedades mixtas (o joint ventures) y las sociedades de responsabilidad limitada participadas al 100% por inversores extranjeros.
Las oficinas de representación suelen servir para una primera etapa de inserción en el mercado chino. Las oficinas de representación no poseen personalidad jurídica y, en general, no pueden realizar actividades que reporten beneficios, sino que éstos deben ser generados por la matriz. Tras las circulares aprobadas en 2010 y 2011, las autoridades han limitado el uso de este vehículo estableciendo mayores restricciones (revisión y control periódico de su actividad, limitaciones al personal expatriado, mayor carga fiscal) lo que, unido a sus limitadas opciones de expansión y dificultades en su disolución futura para la sustitución por una sociedad, ha desincentivado su uso por la inversión extranjera.
Una segunda forma de entrada típica en el mercado chino es la constitución de una sociedad joint venture. De acuerdo con la legislación china, una joint venture es una sociedad participada por capital extranjero y capital chino. Hasta hace poco tiempo, ésta ha sido la forma más habitual de implantación en China debido a las restricciones existentes en distintos sectores económicos (contenidas en el Catálogo de Inversiones Extranjeras) y a la ayuda que, a priori, implica tener un socio chino conocedor del mercado y que posea buenas relaciones con las autoridades y demás agentes económicos.
No obstante, ahora, tras la progresiva liberalización en China desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001 y el levantamiento de muchas de las restricciones existentes, la inversión extranjera tiende a canalizarse de forma mayoritaria a través de sociedades de responsabilidad limitada participadas al 100% por capital extranjero ya que permiten controlar más la gestión de la inversión, aunque no se acceda a los conocimientos y contactos que el socio chino puede aportar.
La implantación en el mercado chino mediante los anteriores vehículos (a excepción de las oficinas de representación), así como la adquisición de sociedades, está sujeta a la aprobación de las autoridades chinas, en concreto del Ministerio de Comercio chino.
El capital mínimo para la constitución de empresas extranjeras debe ser adecuado para cumplir con el fin social y depende del tipo de ente jurídico, del sector de actividad y de los requisitos de las autoridades locales. En general, el procedimiento de constitución de sociedades en China es largo y burocrático.
En China existen tributos de naturaleza directa y tributos de naturaleza indirecta. Respecto de los primeros, existen impuestos análogos o comparables al IS con un tipo general del 25%, y al IRPF con tramos progresivos y un tipo marginal con límite en el 45%.Tras la modificación de 2011, existe un mayor gravamen sobre las rentas más altas y algún beneficio para las más bajas.
Respecto del IS chino, el inversor extranjero que establezca una sociedad en China o una oficina de representación (con alguna peculiaridad para ésta última), se enfrentará a una imposición sobre la repatriación de beneficios del 10%, y estará expuesto a un sistema fiscal, complejo, avanzado, caracterizado por su alta tributación y dotado de mecanismos anti-elusión fiscal y recaudatorios propios de sistemas fiscales avanzados (régimen en materia de precios de transferencia, instituciones para la revisión de sustancia en sociedades holding, subcapitalización y atracción a imposición en China de rentas extraterritoriales), que ha recibido desarrollo reglamentario en 2010 y 2011. Algunos inversores pueden solicitar incentivos fiscales y deducciones en el IS chino, en función de su actividad, quedando estas opciones limitadas en la práctica, desde la nueva ley del IS chino de 2008, a empresas tecnológicas con inversión en I+D, actividades medioambientales, proyectos de agricultura y, en general, inversiones de alto valor añadido, que también pueden beneficiarse de exenciones arancelarias en relación con la importación de maquinaria de alto componente tecnológico.
Respecto de los impuestos indirectos, existen el IVA, con tipo general del 17% y varios tipos reducidos, el impuesto sobre el consumo, así como el Business Tax, con un tipo general del 5%, que es un impuesto atípico que grava la prestación de la mayoría de los servicios, así como la transmisión de bienes intangibles e inmuebles, quedando estas operaciones al margen del IVA y, por tanto, no resultando neutrales fiscalmente.
En lo referente al marco jurídico laboral, desde 2008, se puede afirmar que el nivel de protección del sistema laboral chino es similar al de España. Los contratos de trabajo pueden ser por períodos limitados pudiéndose concatenar como máximo 2 contratos temporales por empleado. La duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo es de 40 horas semanales y existe un salario mínimo (significativamente menor que el español) que varía de una ciudad a otra, e indemnización de un mes por año trabajado en caso de despidos. Existe un listado de causas muy limitadas que permiten la resolución anticipada.
Está regulado el descanso obligatorio semanal y días festivos (11 anuales), así como un periodo de vacaciones mínimo que depende de la antigüedad del trabajador (entre 5 y 15 días laborales).
Desde 2011, será obligatoria la contribución al sistema de Seguridad Social chino por parte de los expatriados en China, asumiendo contribuciones tanto dichos expatriados, como las filiales chinas que los emplean o para las que rinden funciones. Sin embargo, a falta de un desarrollo reglamentario de la ley publicada, se desconoce a la fecha los términos exactos de tales contribuciones..