...en defensa de Europa - Moneda Única

Josep Bertrán
Miembro del consejo editorial de Moneda Unica.
Profesor de comercio internacional Universidad PompeuFabra.
Director general de MTPSINSPAIN.


 
En la “economía social”
el mercado es el
motor del bienestar

En vista de la actual crisis hay una conclusión unánime donde los economistas a pesar de su vaivén de ideas, coinciden y es que la solución pasa por la creación de riqueza. La economía de mercado es una forma pero a la vez hay que ir controlando estrictamente a los diferentes generadores. Surge de esta forma natural, lo que se denomina una “economía social”, un sistema donde el mercado es el motor del bienestar, los bancos el oxígeno y las instituciones los guardianes.

Europa, desde hace mucho tiempo es un prototipo de este ensayo. Se han conseguido éxitos relevantes de cara a mejorar la calidad de vida tanto a nivel material: renta disponible, producto interior…, como de libertades: respeto a las minorías, cohesión social, integración del territorio.

El modelo para la búsqueda del reordenamiento regional, representa uno de los proyectos más avanzados y está siendo replicado, en América, Asia y África. La Unión de Estados Sudamericanos, La Integración Regional de Países Africanos, son sólo algunos ejemplos.

El encaje de Catalunya en España o de Córcega en Francia o de Escocia en el Reino Unido, no son situaciones únicas, basta con analizar en profundidad cualquier país del mundo, cualquiera, para descubrir que la defensa del territorio es una constante intrínseca al ser humano. Las soluciones de independencia, federalismo, libertad para uso de lenguas, muros, masivas emigraciones de una zona a otra del territorio, son las hipótesis habituales para buscar respuestas. Europa plantea con su modelo una propuesta que desdramatiza las soluciones, haciendo viables otras no violentas. Ciertamente a un ritmo lento, pero progresando hacia la organización territorial de forma pacífica y con limitado espacio para las guerras o los terroristas.

En la edad media, las ciudades estado y su área de influencia, eran centros de actividad casi cortados del anclaje nacional y se autofinanciaban. Europa puede llegar a lo mismo por otra vía. La de la multiplicación de las acciones solidarias.

Los millonarios, las grandes empresas, los filántropos, se están convirtiendo en los Medicis post modernos, potenciando la exploración submarina de los océanos, las misiones al espacio. Un modelo claramente prototípico en Europa que desdibuja las fronteras y las banderas, limando asperezas ideológicas y pasando los conflictos a un plano más económico, más terrenal, siempre de mejor manejo.

Como resultado está la especialización económica y empresarial de algunas regiones europeas que exceden el territorio de una sola nación. Un modelo futurista de integración regional.

Los mecanismos de gobierno de la política exterior Europea, al parecer son inexistentes, pero paradójicamente están resultando útiles para estabilizar Medio Oriente. La no participación conjunta, de Europa como tal en la guerra de Irak, (Inglaterra sí, España sí hasta que decide retirarse por un giro político, Portugal sí…), por falta de entendimiento entre los países, finalmente ha sido la mejor de todas las opciones. Aquellos (como el Secretario de Estado Norteamericano), que reclamaban una voz europea, (un teléfono único donde llamar, con quien debatir) ha sido mejor que no la encontrasen. De haber sido Blair el interlocutor, o Aznar, o Berlusconi, se habrían tomado decisiones distintas, más rápidas, más ejecutivas pero al fin y al cabo equivocadas, lo demuestran los hechos. La retirada de tropas de Irak, después de varios años de guerra arroja un pírrico balance de resultados. Si hoy aún estuviéramos debatiendo (vamos o no vamos), el balance sería malo pero no peor que el actual, otro éxito de La Unión Europea, en este caso de la “democrática política exterior”.

En esta época post crisis que iniciamos, ya no existirá una sola potencia mundial. En Estados Unidos lo saben y sus analistas temerosos se defienden emitiendo juicios que desacrediten a sus competidores en ente caso Europa, China es menos beligerante en este terreno, pues debe aún resolver conflictos internos graves en todos los frentes (agua, cohesión social, desequilibrios en el reparto de la riqueza, tamaño). Los dirigentes rusos, mantienen una postura altiva, conscientes del poder que les dan sus recursos energéticos, pero al mismo tiempo descubren que las posiciones de la Unión (respecto al desarme nuclear Iraní, la guerra en Afganistán…) son cada vez más justas, pero no admiten críticas a su situación interna, justo lo contrario de lo que ocurre en la Unión Europea. Los medios de comunicaron, aquí, exponen a la luz cada día y con toda crueldad los defectos (rampante crisis económica, terrorismo interno, corrupción, expulsiones). Mientras observamos cómo Europa es un aparente desastre, Turkia cambia de constitución para parecerse más, Servia acepta pactos con Kosovo para ser del club, Ucrania sugiere de forma voluntaria su alineamiento. Sin que medie una guerra (algo insólito en la historia de la humanidad). El continuo bombardeo de noticias desde los medios conservadores americanos (véase Washington Post…) sobre el desaliento de Europa y su lento declive, es básicamente propaganda interesada.

Por muchos y continuos que sean los ataques a Europa, reclamando la vuelta a las monedas anteriores, incluso veladamente la disolución de la Unión Europea (Time, Economist, sic, Wall Street Journal). Europa se está construyendo no como un barco al que se suben pasajeros y pueden hundirlo, sino más bien como una habitación a oscuras donde cada país aporta con una vela encendida algo más de luz.

Igual que Europa fue un espejo donde el comunismo se vio caricaturizado, conseguirá ralentizar el Islam fundamentalista para hacerlo mas social, próximo, próspero y democrático. El modelo social europeo, debe apostar por la libertad de culto, respetando el uso de la burca, eliminando guetos en las ciudades vía la mezcla, siendo más social.

Las intolerancias religiosas o culturales se desmoronan únicamente ante la lógica y la transparencia. La historia lo demuestra (al presidente Kennedy le costó llegar a la presidencia americana por ser cristiano y a Obama por ser de color) pero hay que hacerlo lentamente, son muchas las mentes a conquistar y algunas se encuentran en posiciones radicales.

Europa puede utilizar la “Osmosis social”: paciencia y tolerancia. La perspectiva que da el haber vivido todo tipo de guerras internas, civiles, entre vecinos, entre regiones por causas económicas, religiosas. Algo queda en el subconsciente. Y cuando lo olvidamos, desentierran una fosa común de la Guerra Civil y aparece con toda crudeza aquella realidad en las páginas de los periódicos, o procesan a un juez (injustamente) por querer saber más sobre el pasado, o una historia de nuestros padres en una sobremesa, nos devuelve a la España-Europa negra.

Y puestos a hacer pronósticos vamos allá:

Primero: Europa seguirá creciendo. El desarrollo económico de un país hay que verlo como una oportunidad, la amenaza es el subdesarrollo. El Parlamento Europeo lo sabe, aunque le falte convicción, los hechos lo demuestran (la incorporación de Rumania y Bulgaria).

Segundo: Turkia se apuntalará como un canal comercial y será del club abriendo las puertas hacia Asia Central y Oriente Próximo. Una pieza clave en la partida con el mundo árabe. Los caminos terrestres de Europa deben llegar desde Anatolia al Mar Caspio pasando por Syria, Irán e Irak. Turquía es esencial para que en 2030 Medio Oriente sea parte del área de influencia europea. Pero será así si se encuentran fórmulas para acoger a los vecinos. Hay que frenar la llegada de criminales pero saber dar espacio a los que tienen talento. El Parlamento Europeo lo sabe (véase la condena del parlamento a Sarkosy por el caso de los gitanos de Rumania expulsados).

Tercero: La Unión para la mediterránea finalmente conseguirá un renacimiento entorno al Mare Nostrum con Bruselas por capital.

Cuarto: Rusia conocerá las ventajas de la coordinación de su influencia energética y manifestará una insaciable apetito por las inversiones europeas y las generosas subvenciones de la UE y aprenderá que los juicios de Bruselas, Frankfurt o Londres son también los que le convienen.

Josep Bertran
Profesor de Marketing y Estrategia internacional Universidad Pompeu Fabra.
Miembro del consejo editorial de Moneda Única. 

 

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