Natàlia López
Banco Sabadell – Beijing
A pesar de la crisis, el año pasado China creció un 8,7% |
China fue la segunda economía mundial en 2009 y, según la OMC, el primer país exportador del mundo. Pero no debemos olvidar que se trata de un país en pleno desarrollo con unos ingresos per cápita todavía bajos o medios, que si quiere alcanzar un crecimiento sostenible y desarrollar la totalidad del país deberá hacer frente a toda una serie de retos, que van, entre otros, desde mantener la inflación bajo control hasta reestructurar su economía.
A pesar de la crisis, el año pasado la economía china creció un 8,7%, gracias sobre todo al ambicioso plan de estímulo del gobierno chino, que introdujo en el sistema 586.000 millones de dólares destinados principalmente a la inversión. A su vez, los bancos chinos prestaron un total de 1,4 billones de dólares, el doble del año anterior y casi la mitad del PIB, según datos del PBOC.
Para evitar el calentamiento de la economía derivado del exceso de liquidez, ya a mediados del año pasado el PBOC empezó a tomar medidas dirigidas a la restricción del crédito, aumentando el CAR, la ratio de cobertura y la ratio de reserva de las entidades financieras chinas. Si bien se espera que se mantengan estas medidas para enfriar el crédito, éstas no están siendo suficientes para aplacar las tensiones inflacionarias.
El IPC anual en diciembre de 2009 fue del 1,9% y, según estima el Banco Mundial, la inflación irá del 3,5% al 4% en 2010. Considerando que en febrero nos encontrábamos con tipos de interés negativos, con una inflación que había subido un 2,7% y unos tipos al 2,25%, se espera que el PBOC suba los tipos de interés que ha estado manteniendo desde la última bajada en diciembre de 2008.
Sin embargo, China no sólo debe hacer frente a las consecuencias del plan de estímulo que le permitió esquivar la crisis global y mantener su nivel de crecimiento, sino que, a la vez, deberá reestructurar su economía para promover el consumo doméstico.
Según las cifras de marzo, China entró en déficit comercial después de 6 años de superávit. Aunque las exportaciones crecieron un 24% respecto al año anterior, las importaciones aumentaron un 66%, resultando en un déficit de 7.200 millones de dólares. Considerando además que en 2009 el 92,3% del PIB chino vino de la inversión, no hay duda que el factor clave por desarrollar es el consumo interno.
Para pasar de una economía basada en las inversiones y en el sector exterior a una economía en la que el consumo sea realmente relevante, son necesarios cambios estructurales que propicien el gasto doméstico, como reformas en seguridad social, asistencia sanitaria, educación y niveles salariales. Sólo cuando la población se sienta más segura sobre su futuro, entrará en juego el mayor mercado del mundo, los famosos 1.300 millones de habitantes.
No obstante las reformas pendientes, China ya lidera las ventas en algunos sectores. En 2009, gracias en parte a los recortes en impuestos para las ventas de coches, China sobrepasó a EEUU como mayor mercado automovilístico. Las empresas chinas, conocedoras del potencial de su mercado, ya llevan tiempo posicionándose con alianzas con marcas mundialmente reconocidas como GM y Volkswagen. El último movimiento en este sentido ha sido la compra de Volvo anunciada en marzo por parte de la china Geely por US$ 2.700 millones.
Aún así, China tiene todavía mucho territorio por desarrollar y esto provoca la existencia de otro conjunto de prioridades, como el abastecimiento de materias primas y energía. En abril, la prensa anunciaba la compra por parte de la refinería estatal china Sinopec del 9,03% a la estadounidense ConocoPhillips por el proyecto de Syncrude en Canadá por 4.650 millones de dólares, que se suma a la compra anunciada en marzo del 50% de la argentina Bridas por 3.100 millones de dólares por parte de CNOOC.
Por otro lado, estamos pendientes de la agresiva campaña diplomática y mediática que los EEUU están llevando a cabo para que el gobierno chino encarezca el yuan, divisa que ha estado pegada al dólar durante todo el período de la crisis y que, según pronostican algunos medios, debería empezar a revalorizarse alrededor de un 3% a mediados de este año.
Banco Sabadell fue el pionero entre las entidades financieras españolas en acercarse a China e implantarse allá por el 1991. Actualmente, con sus dos oficinas de representación en Pekín y Shanghai, sigue de cerca el mercado chino para ofrecer a las empresas una visión completa del país que les permita tomar las decisiones adecuadas en sus proyectos e inversiones en China. Asimismo, el estrecho contacto y profundo conocimiento de la banca local, desarrollado durante las dos décadas de presencia en el país, permite a BancoSabadell asesorar a las empresas ofreciéndoles las mejores soluciones en cuanto a medios de pago y alternativas financieras para asegurar el éxito de sus negociaciones y proyectos.